Nos preguntamos: ¿Fueron derrotadas las Farc? ¿Se acabaron los paramilitares? ¿Se redujo el narcotráfico? ¿Mejoró la seguridad en las ciudades? ¿Mejoró la situación de los desplazados? ¿Están seguros nuestros jóvenes en las ciudades y campos? ¿Ha mejorado el empleo decente? ¿Tenemos un sistema financiero razonable y comprometido con acabar la pobreza? ¿Mejoró la situación en el campo? ¿Tenemos un mejor sistema de salud con la ley 100 y la Emergencia Social? ¿La situación de los trabajadores del Estado y pensionados mejoró? ¿Tienen sus hijos garantizado el derecho a la educación media y superior gratuita? ¿Se acabó la corrupción en estos 8 años del gobierno de Uribe? ¿Mejoró el Estado social de derecho que instituyó el constituyente primario en la CN de 1991? ¿Mejoraron los índices de impunidad de crímenes de sindicalistas? ¿Bajaron los escándalos de los servidores públicos? La repuesta a todas es un no rotundo. La corrupción ya es costumbre y sus actores no renuncian a su modus operandi, las alarmas las prendieron personajes a quienes les duelen las injusticias, incluyendo columnistas respetados de este diario, algunos liberales, independientes y el PDA, a raíz del clientelismo que reduce el valor de la conciencia, y ultraja a nuestras comunidades pobres. Hay que modificar las formas procedimentales, que vemos con asco y repugnancia y que se siguen practicando, sin que la Justicia vea ni se sienta; que apoya el referendo reeleccionista y ha protagonizado el apoyo incondicional al Gobierno y Congreso más corruptos de la historia de Colombia. Nos llegó la hora de castigar a los malos gobiernos y sus personajes, untados en los conciertos para delinquir que protagoniza el gobierno de Uribe y sus seguidores, hechos tan evidentes que en otro país, estuvieran pagando cadena perpetua en cárceles de máxima seguridad y no casas por cárcel; lo peor es que hoy sigan, ante la impunidad reinante, pretendiendo continuar en el Congreso y la Casa de Nariño; argumentos que nos ha permitido apoyar las banderas de los que dicen en sus eslóganes, que nunca antes habían estado dadas las condiciones para sacar este 14 de marzo y el 30 de mayo del 2010, el poder paramilitar y mafioso regados como enfermedades malignas en las entrañas del poder ejecutivo, legislativo y judicial. ¿Qué significa ser ciudadano en Colombia? ¿A qué tengo derecho por haber nacido y por pagar impuestos acá? ¿Cuáles son mis deberes como ciudadano de éste país? ¿Cuáles son las obligaciones y responsabilidades de los gobernantes? ¿Qué debemos hacer para exigir del Estado garantías para el derecho fundamental a la libertad de conciencia? La repuesta es que a este país hay que ponerle sentido de pertenencia, existe una nueva generación mucho más consciente hoy de la obligación que tenemos todos de escudriñar con la fuerza de las ideas, el cambio que tanto soñamos, para derrotar a los piratas del siglo XXI. Este año hay una cita histórica con el cambio para nuestro país y la construcción de democracia, aquí no hay más remedio que construir una verdadera alianza para la consigna del Voto de Castigo a todos esos personajes y sus clanes familiares, que con rotación de miembros de la familia, han detenido el progreso en lo político, social y económico. *CUT BOLÍVAR cutbolivar@gmail.com
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