Columna


Barbaridades

AUGUSTO BELTRÁN PAREJA

14 de agosto de 2010 12:00 AM

AUGUSTO BELTRÁN PAREJA

14 de agosto de 2010 12:00 AM

Todos los esfuerzos dialécticos y las referencias históricas no han podido desacreditar viejos conceptos de sabiduría popular. Perduran las sentencias que machacaban los abuelos en su lenguaje coloquial. “La confianza se merece, se da o se recibe, pero nunca se pide”. La frase con rumboso estilo es contradicha por la costumbre. La humanidad ha vivido pidiendo confianza. Los viejos, empero, lo consideraban un procedimiento indigno y sospechoso. Crédito viene de creer, y otra palabra de moda como fiducia se remite a la confianza en forma absoluta. Los adversarios de Carlos Lleras, insigne estadista de probados méritos, le atribuían una locución en sus oraciones que retrataba antipática suficiencia. “Sagrado corazón de Jesús, confía en mí”. Ahora el Presidente de un país vecino, con quien todos queremos reconciliarnos, nos pide que le tengamos confianza. Alguna diferencia hay entre Chávez y Carlos Lleras. Pero intentamos un nuevo proceso de entendimiento. Queremos volver a los canales de la diplomacia y diálogo, pese a que nos invadan inquietudes y sospechas en esta nueva etapa. Así sea estrategia electoral de nuestro vecino o su interés en buscar suministros más baratos, queremos creer en esa posibilidad. Nuestras exportaciones a Venezuela se recuperaron con otros mercados compensatorios. Además del comprador tradicional que se perdió, también dejó de pagar las últimas ventas. Las agresiones verbales, las ofensas, todas las olvidaremos porque es más cómodo entendernos con un vecino poderoso, así sea levantisco. La verborrea del presidente Chávez no llegó a ser elocuente pero abrumó en la extensión. Las recomendaciones a las Farc que proscribiría en Venezuela hacen parte del nuevo sistema. No nos importa que los petrodólares de Pdvsa lleguen en su generosidad extravagante a una aldea en Bolivia, una comuna en Nicaragua o una cooperativa cubana. Lo importante es que no se desvíen para reforzar las Farc y el Eln que nos lastiman. Algunos queremos evitar los excesos de una cultura belicosa que, desde el amanecer de los tiempos, se dirige contra “demonios” extranjeros que parecen amenazar “nuestro” equilibrio interno. Kavafis, en un famoso poema, representó este mecanismo particular con asombrosa claridad. “Esperando a los Bárbaros”, es su poema sobre algunos romanos decadentes que se preparan para la llegada de los bárbaros. Pero en medio del poema se descubre que los bárbaros no vendrán después de tanta angustia. “Es que ha caído la noche y no llegan los bárbaros. “Gente llegada de la frontera lo afirma: ya no existen los bárbaros. “Y ahora, ¿Qué destino será el nuestro, sin bárbaros? “Esa gente era al menos una solución” Se afirma, así, que los enemigos externos –los bárbaros- ofrecen una solución parecida al estancamiento, a la ausencia de creatividad, a la intuición de que es más fácil defenderse que innovar formas de pensar y producir, que nos permitan competir con éxito. Algunos llegamos a pensar con la ingenuidad de los poetas. Así muchas de sus reflexiones sean retóricas y bobaliconas. Queremos comenzar un nuevo período de amistad. Aunque para otros se parece a la violencia intrafamiliar, cuando se reconcilia la víctima con un canalla que la ultraja y la golpea. ¡Cuánta barbaridad! *Abogado, Ex Gobernador de Bolívar y Ex parlamentario. augustobeltran@yahoo.com

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