Columna


Bazurto, Ceballos y otros más

CECILIA LÓPEZ MONTAÑO

15 de septiembre de 2009 12:00 AM

CECILIA LÓPEZ MONTAÑO

15 de septiembre de 2009 12:00 AM

Una cosa es leer las cifras de pobreza e indigencia, suficientemente dolorosas e injustificables, y otra es ver la realidad, palpar la calidad de vida de estos colombianos y colombianas. Se dice que la pobreza es más dura en clima frío y que los costeños con su música y su alegría, la sobrellevan mejor. Después de recorrer zonas deprimidas de Cartagena y pueblos de Bolívar, es evidente la invalidez de esa premisa. Una visita a Bazurto, el tradicional mercado local, permite conocer de primera mano varias facetas de esa pobreza que invade a Colombia y que se concentra cada vez más en las costas Atlántica y Pacífica. Abandono, desidia de las autoridades, desesperanza, incomodidad, son apenas algunos de los males que allí se identifican. La plaza de mercado de Sincelejo es mucho mejor que Bazurto. Acá los vendedores no cuentan con las condiciones mínimas para atender su negocio; muchas áreas carecen de verdaderos techos pues los que hay son telas o pajas improvisadas para protegerse del sol y de las altas temperaturas. La basura lo cubre todo, y alimentos perecederos como el pescado, la carne y las verduras están sometidos a temperaturas tan elevadas, que hacen imposible su conservación por largo tiempo. Pero además, este no es solo un mercado con vendedores sometidos a malas condiciones para realizar su labor, sino que es en donde compran sus alimentos, principalmente, los pobres y las clases medias bajas. No hay justificación para que allí no se realicen las obras y mejorar así la salubridad, teniendo en cuenta que se trata de la vida y del bienestar de miles de cartageneros. Pero el drama de la pobreza no para allí. Ceballos, un barrio cerca del centro, es otro ejemplo del desinterés tanto de las autoridades como del sector privado. Separado por una carretera de Mamonal, el eje industrial de Cartagena, este barrio reproduce lo que se ve en Bazurto. Dicen sus vecinos que la carretera hundió muchas casas cuyas ventanas están pegadas al piso. El pavimento solo cubre la calle contigua a la carretera, como si se quisiera dar la imagen de un mejor barrio. ¿Por qué Mamonal, en un convenio con la Alcaldía, no adopta este sector y mejora la vida de sus vecinos? ¿No sería esta una forma de reducir esa abismal diferencia entre la actividad industrial y el rebusque? Para ser justos, esta realidad también se observa en otras regiones y en ciudades como Barranca. La capital petrolera sufre de contaminación ambiental, tugurios y casas construidas con pedazos de tela, y barrios subnormales que se inundan. Los servicios públicos tienen grandes deficiencias y las basuras invaden la ciudad. ¿Qué pasará con las cuantiosas regalías que recibe Barranca? El modelo pro-rico que hoy impera en Colombia se comprueba muy fácilmente, especialmente en la Región Caribe. Pero no solo la situación social es grave sino que la indiferencia de los grupos de ingresos altos es cada día mayor. Más aún, pobre de aquel que se atreve a defender a los pobres si esa actitud toca los intereses del estrato seis. Bazurto y Ceballos son prueba de un modelo de desarrollo que tiene que cambiar, porque sin empleo no hay limosnas que valgan para sacar a los sectores pobres de su lamentable situación. *Senadora Liberal cecilia@cecilialopez.com

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