Columna


Carta al Niño Dios

JUDITH ARAÚJO DE PANIZA

13 de diciembre de 2009 12:00 AM

JUDITH ARAÚJO DE PANIZA

13 de diciembre de 2009 12:00 AM

Querido Niño Dios: Primero quiero darte gracias por la vida, la fe, la esperanza y el amor. Porque le das sentido a nuestra existencia y por el infinito amor que nos mostraste al venir al mundo y compartir nuestras realidades. Porque nos enseñas lo que es verdaderamente importante en la vida humana y te pones a nuestra disposición para que unidos a ti por tu gracia, podamos conseguirlo. Gracias por todo el amor que hemos recibido a través de nuestras familias y amigos porque sabemos que todo amor verdadero proviene de Ti. Hoy tengo una lista grande que pedirte, quiero que nos regales una fe más profunda. Que comprendamos que tú eres Dios que se acerca a nosotros en forma humana para poder relacionarte de igual a igual con nosotros y así invitarnos a seguirte hacia la plena realización en el bien, la bondad y el amor. Que comprendamos que lo único que tú quieres es que recibamos tu amor. Porque si nos abrimos a recibirlo, podremos llenar las ansias de nuestras almas y seremos más activos en colaborar en la edificación de un mundo mejor, en que no estemos tan centrados en lo que nos satisface solo a nosotros mismos, sino que podamos donarnos con más generosidad por el bien de los demás. Que entendamos que las necesidades de este mundo se suplen especialmente contigo, presente en nuestras almas, si te abrimos el corazón tú vas a poder transformarlo y hacerlo más dócil para seguir tus leyes y nos inspiraremos en ti para madurar en la capacidad de amar, que es lo único que trascenderá con nosotros. Que luchemos con valentía por defender los valores referentes a la vida, la familia, la moral, la sana convivencia, la libertad, la justicia y la paz. Que nos abras el entendimiento y fortalezcas nuestra voluntad para que descubramos y realicemos lo que nos hace mejores personas y evitemos lo que nos deteriora. Te pido por aquellos que ni se dan cuenta que es Navidad por los afanes del mundo, los vicios o las distracciones, porque no sacan tiempo para la oración, para tu Palabra, para los sacramentos y para revisar sus propias almas y descubrir que sólo se sacian contigo y que sólo tú eres la fuente de la felicidad. Que estas navidades, brille la verdadera alegría en los hogares, para que descubramos lo que debemos sanar, perdonar, enmendar, recomenzar, planear, edificar, para vivir más coherentemente el evangelio. Siembra en nosotros nuevas esperanzas para que trabajemos por el mundo que tú quieres que construyamos, basados en el desarrollo pleno de nuestras capacidades, centrados en tus principios, viviendo en la cotidianidad las virtudes y edificando realidades en las que brille la justicia, la paz y el amor. Bendice nuestras mentes, corazones, voluntad, relaciones, ideales, proyectos, trabajos para que en cada una de nuestras acciones diarias crezcamos y mejoremos como personas que deseamos ir a Ti. “Estad siempre alegres en el Señor…; que la mesura la conozca todo el mundo. Nada os preocupe…; en oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.* ¡Muy feliz Navidad! *Fil 4, 4-7 *Economista, orientadora familiar y coach personal y empresarial. judithdepaniza@yahoo.com

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