Columna


Casos aislados

LIDIA CORCIONE CRESCINI

09 de marzo de 2010 12:00 AM

LIDIA CORCIONE CRESCINI

09 de marzo de 2010 12:00 AM

Pasaba en mi vehículo por un semáforo y me tocó en rojo. En ese instante vi a un vendedor de panes en bicicleta, quien respetó la señal de detenerse. También transitaba un “Tuchín”, con sus termos tinteros en la mano derecha y su tienda (chicles, maníes, galletas, chupetas) reposando a la altura de su hombro contrario. El joven de los panes se inclinó, y apoyado en los pedales de su “bicipanadería”, y sin que el “Tuchín” se diera cuenta, extrajo una colombina sutilmente, como quien quiere y no quiere la cosa. Luego volteó a mirar a todos lados para reconfirmar que nadie lo había visto, y la guardó en su bolsillo. Hace 9 años tuve a un estudiante en mi clase, quien me insistía que él sí podía tomarse un yogurt en Magali París y no pagarlo, porque esos almacenes tenían mucha plata y eso no les hacía ni cosquillas, y me confesaba que siempre que iba se tumbaba algo. Ahora que sucedió la catástrofe en Haití, todos vimos en las noticias el flagelo de robar niños para negociarlos y darlos en venta como si fueran reses. En el sismo demoledor de Chile, muestran las escenas de saqueo de los almacenes y la mayoría no tomaba las cosas que mitigaran momentáneamente su hambre, sino que se apropiaban de televisores, neveras y enseres. En el paro de transportadores reciente en Bogotá, en la localidad de Suba, la gente amotinada, aprovechando el río revuelto, destruyó vidrios y ventanas de locales para tomar computadores, teléfonos y televisores, dejando a algunos comerciantes en las tablas. Y vemos en las páginas de Sucesos de este diario las muertes diarias por fleteo, venganza personal, “prestadiario” o lo pasional. En esta época de elecciones palpamos a los aspirantes en la compra y venta de votos para lograr ocupar un cargo, y a través de su astucia, una vez en el ruedo, apropiarse en parte del erario. ¿Por qué roba la gente? La respuesta de mis estudiantes: por hambre, por necesidad. Entonces les expongo los casos anteriores y comienzan a analizar las situaciones: no, no todos roban por necesidad, lo hacen por ambición, por poder, porque en su interior existe la idiosincrasia del instinto, de la malditidad. La mentalidad de los latinoamericanos, por tantas injusticias, se ha ido fortaleciendo en la ley del que más pueda a como dé lugar y nos comportamos como unos salvajes cuando nos dan la oportunidad. Si todo lo anterior fuese cierto, cabría la invitación a todos los que se están postulando para el la Cámara, el Senado y la Presidencia de la República, ya que en sus extensas propuestas, por ninguna parte he leído la más viable: la educación, pero no ese derecho del que hablan, que hace referencia al analfabetismo. Ese es importantísimo, pero más importante es la educación cultural, dentro de un contexto de valores (abarcando todos los estratos, las clases, las condiciones). Para las personas que tienen que afrontar unas condiciones precarias por falta de oportunidades, sería bueno conformar en cada zona, empezando desde los pequeños, unos centros de capacitación y apoyo que ayuden a fortalecer la estructura interior del ser como persona, y para aquellas que todo lo tienen, guiarlas en la honestidad para el bien común. ¿En dónde radicará el problema? *Abogada, escritora y docente en Filosofía CBC. licorcione@gmail.com

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