El ambiente político en Colombia está revuelto por culpa del fanatismo electoral. Todo el mundo interviene: el poder Judicial, los medios de comunicación y el presidente venezolano, produciendo noticias que afectan a uno u otro de los candidatos. Gustavo Petro, que no se podía quedar atrás, realizó un debate televisado atacando al actual gobierno, y por ende al ex ministro candidato, rompiendo con ello elementales normas de moral (se trata de un canal estatal y del poder Legislativo, utilizados al servicio de una campaña). Y el poder Ejecutivo, dizque porque produce noticias positivas de la gestión que favorecen una candidatura. Por Internet circula una serie de videos de actuaciones, cómicas unas y vergonzosas otras, de Antanas; y una composición de imágenes “digitalmente manipuladas” supremamente agresivas e irrespetuosas para con el candidato del uribismo. Lo curioso es que algunos mockistas reclaman por lo que son videos reales y conocidos, sin mirar las imágenes que sus barras bravas circulan contra el otro por Internet. En fin, con o sin conocimiento y aprobación de los respectivos candidatos, el juego sucio está de moda, y lo que se veía como una contienda en la que primarían las personalidades, las ideas y los programas, ya descendió al escenario de las peleas de mercado. En los debates, a pocos candidatos se les observó sinceridad en lo que decían, varios dijeron lo que produce votos, y como sucede en esos casos, al poco tiempo se empiezan a ver las embarradas, las contradicciones y las rectificaciones. Un ejemplo: por querer congraciarse, o evitar pisar callos, uno de ellos, el “profe”, que por serlo debe conocer muy bien el manejo del lenguaje, expresó “admiración” por el presidente venezolano. Descartemos la premeditación, y la relación causa efecto, pero ahora tiene a Chávez interviniendo en contra de su más cercano competidor. El mismo “profe”, y en este caso enredado en el tema de la legalidad (que nadie objeta, pero tampoco nadie sabe cómo recuperarla si los jueces no hacen su trabajo o nos cambian el DNA a todos los colombianos) dijo que si la Constitución lo ordenara –acaso no la conoce, pregunto– extraditaría al Presidente. Luego tuvo que corregir diciendo –cuando lo averiguó– que como la Constitución no lo ordenaba no lo extraditaría. A pesar de todo eso, es muy probable que los colombianos lo elijan presidente, y no por descarte, porque si no gustan de Santos, Vargas y Pardo tienen buenas propuestas y una personalidad definida, lo que augura que podrían ser buenos presidentes, sino por esa falta de racionalidad que padecemos los colombianos: Colombia es pasión, es el slogan que vende la marca del país en el mundo. Y ¿qué pasaría con nuestro presidente de salir electo Mockus? Chávez y la guerrilla (no sé si con razón) lo festejarían, pues así como un agujero negro atrae materia y energía espacial, su movimiento ha atraído no sólo jóvenes y despistados, si no a todo el antiuribismo. Las presiones para perseguirlo, enjuiciarlo o extraditarlo serán enormes, y me temo que de hacerlo, se sentaría un muy mal precedente hacia el futuro que intimidaría a las FF.AA. y a los nuevos gobernantes, dejando un país a merced de los grupos armados, la politiquería y la corrupción. *Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe. myances@msn.com
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