Columna


Costas y líos

ÓSCAR COLLAZOS

03 de octubre de 2009 12:00 AM

ÓSCAR COLLAZOS

03 de octubre de 2009 12:00 AM

Hace más de dos años me opuse al proyecto de construir una carretera por el frente de playa de Crespo. El proyecto contemplaba la posibilidad de comunicar a la Avenida Santander con el Anillo Vial, dando así solución a un grave problema: el flujo vehicular desde la Zona Norte hacia el Centro de Cartagena y viceversa. El problema, por supuesto, necesita solución. Me opuse a dicho proyecto basándome en investigaciones ambientales y urbanísticas hechas en países menos arbitrarios que el nuestro en sus leyes, basándome también en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la ciudad. Por todas partes, menos en la Colombia que busca prosperidad sin medir los efectos sociales y ambientales, se ha vuelto norma universal impedir la construcción de “estructuras permanentes” en las costas. Enrique Peñalosa y vecinos organizados de Crespo nos acompañaron en la iniciativa. Algunos refunfuñaron afirmando que yo quería tener “playa privada” frente a mi propiedad, y que Peñalosa no era nadie para venir a dar consejos, pese a ser consultado internacionalmente y con frecuencia en asuntos urbanísticos. Siempre respondí que yo no tenía intención de defender “playa privada”, añadiendo que no tenía ni tengo propiedad inmobiliaria alguna, ni en Crespo ni en ningún lugar de Colombia. Esas playas son de uso masivo y popular los fines de semana, como otras de la ciudad. Me opongo a la pretensión de privatizar todo espacio de uso y disfrute público, bajo la fórmula que sea, incluida la concesión de uso comercial, la más depredadora de todas. La administración debe velar con imaginación y autoridad para que el uso y la calidad de esos espacios sean correctos y no delegar en particulares el cumplimiento de esas funciones. Nunca olvidaré (porque viví allá casi dos décadas) que el negocio inmobiliario y hotelero que trajo riqueza y “desarrollo” a la costa mediterránea, es hoy motivo de alarma por los daños irreversibles que ha causado a esa próspera franja. Mi oposición al proyecto sirvió entonces para que me acusaran, desde un noticiero radial, de “querer quedarme con unas tierras de Crespo”. Yo era el “que se quiere robar las tierras de Crespo”, insistía el locutor. Por eso me vi obligado a presentar una denuncia por injuria y calumnia contra el “periodista” y su programa. ¡Desde hace 15 meses espero que la Fiscalía de Cartagena diga algo sobre el caso! En columna del domingo pasado, Enrique Santos Calderón se mostró preocupado por los resultados de la encuesta de percepción hecha por “Cartagena cómo vamos” y por el drástico bajón que había sufrido en la percepción ciudadana la gestión de la alcaldesa. El columnista mencionaba el famoso túnel de Crespo, alternativa adoptada por el Gobierno nacional. En teoría, sería una solución razonable. En este punto, debo decir y repetir que no tengo nada que ver con esa solución. Al igual que Santos, me preocupa la poca claridad que ha habido en la socialización del proyecto. *Escritor. Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar a “mejor columna de opinión” (2002 y 2003). Doctor Honoris Causa en Literatura, Universidad del Valle. salypicante@gmail.com

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