Columna


Cumpliendo con el deber

MAURICIO CABRERA GALVIS

13 de junio de 2010 12:00 AM

MAURICIO CABRERA GALVIS

13 de junio de 2010 12:00 AM

La reacción del presidente Uribe frente a recientes decisiones judiciales contra ex funcionarios de su gobierno no solo es un irrespeto a la Justicia sino que muestra una peligrosa concepción de lo que significa el “cumplimiento del deber” por parte de los servidores públicos. Es la concepción de que “todo vale” para lograr los fines. Frente a la condena al coronel Plazas Vega por los desaparecidos del Palacio de Justicia, Uribe dijo: “Los actores criminales, ninguno está en la cárcel, y ahora veo que condenan a un integrante de las Fuerzas Armadas de Colombia que simplemente buscó cumplir con su deber. Duele, da tristeza”. Y frente a la decisión de encarcelar al exdirector de la UAIF, Mario Aranguren, por el caso de las chuzaDAS, la reacción fue similar: “Es muy grave. Mario Aranguren no ha robado. Este Gobierno no roba. Mario Aranguren está en la cárcel por cumplir el deber.” En el caso del coronel Plazas Vega, que fue nombrado por Uribe como Director de Estupefacientes y tuvo que renunciar en el 2004 por irregularidades en el manejo de bienes incautados, las declaraciones de Uribe son engañosas y además, una ofensa a las Fuerzas Armadas. Engañosas, porque insinúan que la condena al coronel se dio por su papel en la retoma del Palacio de Justicia. Pero la juez no lo condenó por estos hechos sino por lo que sucedió después con las personas que salieron vivas del Palacio y desaparecieron estando en custodia del Ejército. El delito que se le imputa al coronel es haber participado en la desaparición y asesinato de estas personas. Decir que el coronel estaba cumpliendo con su deber es una ofensa contra las Fuerzas Armadas, porque no es el deber de ningún oficial desaparecer personas, sean culpables o inocentes, ni torturar o asesinar. El Ejército ha progresado mucho en el respeto de los derechos humanos para que ahora venga el Presidente a justificar casos de violación de los mismos. El caso de Aranguren es distinto, pero el Presidente también trata de amedrentar y distraer. Aranguren es un funcionario capaz y honesto que ha desempeñado una buena labor en los puestos que ha tenido. Pero no lo acusan de robar ni de haber recolectado información de personas sospechosas de narcotráfico, sino de haber entregado información reservada a quien no tocaba, sin la indispensable orden judicial. El director de la UIAF no estaba cumpliendo con su deber cuando entregó esa información. Estaba cumpliendo una orden, que puede ser ilegal, así venga del Palacio de Nariño. Aranguren es solo un chivo expiatorio y quienes deben estar en la cárcel son los que le dieron la orden; por eso el Presidente está preocupado y quiere intimidar a los jueces, para que no sigan la cadena de la investigación hasta los verdaderos culpables. Uribe también debe pensar que el ex gobernador del Valle Juan Carlos Abadía estaba cumpliendo con su deber cuando reunió a los alcaldes del departamento para apoyar la campaña de Uribito; según el papá de Abadía, fue el mismo Presidente quien ordenó organizar esta reunión. Por eso también pensará que fue injusta la decisión del Procurador de destituir e inhabilitar por diez años a su aliado y que su partido, el PIN, tiene derecho a seguir controlando el departamento. Para ayudar al Valle, Uribe tenía la posibilidad de nombrar un gobernador encargado independiente y ajeno a la politiquería, pero decidió nombrar a uno sugerido por el mismo Abadía y el encarcelado senador Martínez. Es su forma de recompensar a quienes confunden el deber con las órdenes. macabrera99@hotmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS