Columna


Dos convocatorias importantes

AURELIO MARTÍNEZ CANABAL

19 de mayo de 2010 12:00 AM

AURELIO MARTÍNEZ CANABAL

19 de mayo de 2010 12:00 AM

La semana en curso será recordada siempre entre los acontecimientos de significación en las relaciones externas de nuestro país. La primera de ellas ha sido la VI Cumbre entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe (UE-ALC), que se instaló ayer en Madrid (España). Es una reunión importante, tanto por el número elevado de jefes de gobierno que han ido, como por la temática, orientada a incrementar, de una vez por todas, los vínculos políticos, económicos y culturales entre el Viejo Mundo y esta parte del hemisferio americano. La ausencia del mandatario venezolano seguramente ha facilitado las deliberaciones, conocidas como son sus intervenciones altisonantes en esta clase de asambleas. Aunque no faltaron las voces destempladas de quienes actúan como su caja de resonancia, al vetar la presencia del presidente de Honduras, Porfirio Lobo, cuya investidura democrática sólo pueden cuestionar quienes todavía no se resignan a la pérdida del poder político en esa nación centroamericana, por el llamado Socialismo del Siglo XXI. El acercamiento entre las naciones europeas y nuestra región, habrá de traducirse en resultados benéficos para ambas latitudes. Con una coyuntura económica que muestra síntomas evidentes de fatiga, las corrientes de inversiones y comercio con América Latina y el Caribe podrán contribuir a inyectarle nuevos bríos a las que otrora fueron potencias auténticas de desarrollo. De suerte que, bajo el liderazgo de países como Brasil, Chile, Perú, México y Colombia, mucho será lo que se podrá impulsar para un bienestar recíproco. La firma del Tratado de Libre Comercio entre nuestra nación y la Unión Europea marcará un hito en el proceso de oxigenación del sector externo de nuestra economía. Estando ya próxima la conclusión de los mandatos del presidente Uribe Vélez, el acercamiento económico y comercial que en tiempos recientes se ha logrado con países centroamericanos, Canadá y ahora la Unión Europea, por mencionar apenas algunos de los convenios que se han celebrado, merecen destacarse como un paso de avance en la búsqueda de nuevos y mejores destinos para nuestras ventas al exterior, y en el afianzamiento del clima para la inversión extranjera. En el cierre de las negociaciones con el bloque europeo, no han faltado las expresiones de protesta de algunos núcleos productivos del país, encabezados por el sector lechero. Es legítima la aspiración de obtener el máximo de provecho en esta clase de negociaciones internacionales. Lo que sí resulta inaceptable es que al no lograrse tal propósito, se pretenda bloquear la cristalización de una iniciativa de tanta trascendencia para el conjunto del aparato productivo nacional. Este proceso de ruptura del enclaustramiento de nuestra economía, habrá de ser tenido muy en cuenta por los gobernantes, clase dirigente y opinión ciudadana de la Costa Caribe. En un futuro, que es de esperar no sea tan remoto, se incrementarán nuestras exportaciones para un mercado de unos quinientos millones de consumidores. Posiblemente también llegarán gentes europeas interesadas en invertir en el territorio colombiano. Son perspectivas que abren un horizonte promisorio, como reto fascinante para nuestras comarcas y sus dirigentes. *Abogado Consultor en Minas e Hidrocarburos. marcan2@etb.net.co

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