Columna


Ejecutar en grande

REDACCIÓN COLOMBIA

11 de mayo de 2010 12:00 AM

MARÍA JIMENA ROJAS CASAS

11 de mayo de 2010 12:00 AM

La polémica desatada por los concejales de Cartagena en contra el Proyecto Parque Biblioteca Espíritu del Manglar, me llevó a la sesión del Concejo Distrital del viernes 16 de abril. Escuché durante dos horas los argumentos de algunos concejales. Pueden resumirse en cuatro aspectos: supuestas irregularidades en los trámites de contratación; hay otras necesidades apremiantes para la ciudad; muy alta inversión que podría destinarse a la red de bibliotecas existentes, y la incapacidad demostrada por la ciudad para gestionar y mantener escenarios culturales. Traté infructuosamente de tomar la palabra, pero al ser una sesión cerrada, debía mediar la autorización de alguno de los concejales. Al ver mi mano alzada se acercaron tres concejales, una persona que estaba en el público y una funcionaria de la Personería. Todos me preguntaron lo mismo: “¿De dónde viene?” Soy una ciudadana que quiere dar su opinión, les respondí. “¿Qué va a decir, para decirle a un concejal amigo que le dé la palabra?” “¿Está a favor o en contra del proyecto?” Esto lo preguntaron la persona del público y la funcionaria de la Personería Distrital, respectivamente. Les contesté: ¿Acaso mi posición es la que me da el derecho a la palabra? Si tengo que pasar por su filtro, no me interesa su mediación. Los honorables concejales estaban más interesados en saber quién era y de dónde venía, que en escuchar la opinión de una ciudadana, categoría que supera el de dónde vengo o el quién soy. Así que como ciudadana acudo a este medio para expresar mi opinión. Del primer aspecto sobre las supuestas irregularidades no me cabe decir nada, será la Contraloría la encargada de determinar si se cometieron irregularidades o no. Lo que sí puedo decir es que no se puede utilizar este argumento hipotético para tejer un manto de duda sobre la necesidad e importancia de un proyecto de estas proporciones. La construcción de este tipo de proyectos, más allá de la creación de una infraestructura cultural que atienda la gran deficiencia que tiene la Ciudad Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad, apunta a la revitalización urbana de un sector neurálgico que requiere intervenciones de todo orden, como son Puerto Duro y La Matuna. Chambacú es la bisagra que conecta el Centro Histórico y el resto de la ciudad hacia la Pedro de Heredia, lugar de altísimo tránsito, con una gran connotación histórica. ¡Qué mejor que erigir en este sector, ejemplo aberrante de exclusiones, un escenario cultural que genere apropiación del conocimiento, integración social y recreación a miles de ciudadanos que carecemos de esto! A los argumentos sobre otras necesidades apremiantes de la ciudad (que mejor sería invertir en las bibliotecas existentes, y que está demostrada la incapacidad para gestionar y mantener grandes escenarios), sólo me resta decir ¿Cuándo será el momento para que en Cartagena se piense en grande y se supere la inmediatez y el cortoplacismo? ¿Debemos conformarnos con lo que ya está y que es insuficiente, y no responde a las necesidades de la población? ¡Es preciso pensar que la cultura es un factor de desarrollo! *Politóloga, Especialista en Políticas Culturales y Gestión Cultural, Estudiante de la Maestría en Desarrollo y Cultura de la Universidad Tecnológica de Bolívar. jimena_rojas@hotmail.com

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