Columna


El asunto venezolano

MIGUEL YANCES PEÑA

19 de julio de 2010 12:00 AM

MIGUEL YANCES PEÑA

19 de julio de 2010 12:00 AM

Desde hace mucho tiempo, cuando se ubicó a Rodrigo Granda, las autoridades colombianas han tenido información sobre la presencia en Venezuela de guerrilleros que trafican y combaten en nuestro país. El gobierno colombiano ha venido sosteniendo, durante al menos seis años, diálogos pacientes con el de Venezuela, al cual, en varias ocasiones, se le ha dado información sobre la localización de estos, sin éxito alguno. Recientemente en una reunión privada del ministro de Defensa con varios directores de medios de comunicación, se identificó con fotografías satelitales, videos, y el testimonios de 12 desmovilizados, la ubicación exacta de campamentos, e información de cómo se movían en Venezuela Iván Márquez, Rodrigo Granda, Timochenko, Germán Briceño o Grannobles, comandantes de las Farc, y Carlos Marín Guarín, alias Pablito, jerarca del Eln en Arauca. Como en relación con los cabecillas de la guerrilla todo ha sido infructuoso ante el gobierno venezolano, el colombiano, en una jugada que ha sido criticada nacionalmente, ha denunciado el caso nuevamente ante la OEA. Chávez, como es costumbre, reaccionó con amenazas y ofensas personales contra el país y el presidente colombiano. Para entender la posición asumida por el gobierno, preguntémonos si la denuncia la debió hacer Santos una vez posesionado; no debió hacerse (nunca); o si lo más inteligente era que Uribe dejara radicada la denuncia, quemando así su último cartucho en esta confrontación, y permitir que Santos inicie su gobierno sin tener que asumir esa responsabilidad. Yo me inclino por esta última respuesta; disonante, porque el país político lo censuró, sin plantearse esa triple disyuntiva; o dejando entrever que Santos debía manejar el tema pero sin decir cómo, que es lo importante. Si se desean mejorar las relaciones con Venezuela (no es tan obvio, tiene sus saboteadores) lo mejor es dejar esa tarea a Santos, ya que Uribe agotó su tiempo sin resultados. Y para ello es mejor que este no cargue con el peso de haber llevado el asunto a las instancias internacionales. No obstante aunque todos lo desearan genuinamente, no se puede olvidar que el intercambio comercial se deterioró a partir del momento en que Venezuela se retiró de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), cuando Colombia y Perú iniciaron la negociación del TLC con los EUA; circunstancia que la ideología imperante en Venezuela (además de los roces con Bush) no le permitían hacer a Chávez, quedando en una posición desventajosa si continuaba en la CAN. Ni tampoco se pueden ignorar los continuos intentos del gobierno venezolano de influir en los países vecinos, sin otra intensión –aparente- que la de ir alineando un grupo de países que le permita continuar su enfrentamiento con los EUA. De manera que la cosa no es tan fácil. Ni las buenas relaciones basadas en la solapadería diplomática mejorarán el comercio, ni se puede seguir tolerando sin protestar, que un gobierno extranjero apoye a grupos que pretenden tumbar otro democráticamente elegido, y desmontar un sistema político y económico que se impone en el mundo por sus resultados, y que ha costado tanto construir; por no mencionar que son grupos internacionalmente catalogados como terroristas, y que trafican con drogas y armas. *Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe myances@msn.com

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