Columna


El cambio de Cambio

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

07 de febrero de 2010 12:00 AM

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

07 de febrero de 2010 12:00 AM

Rodrigo Pardo, el director de la revista Cambio, recibió con extrañeza la transformación en el contenido y las fechas de salida de la publicación. Claro, había dado utilidades el año pasado. Pero María Elvira Samper, su editora y columnista, fue más lejos porque quienes escucharon su queja en RCN Radio le entendieron que El Tiempo, la casa matriz, simplemente censuró a su filial. Les disgustó a sus directivos que los periodistas del semanario publicaran los informes de Agro Ingreso Seguro y Etesa. Raro que los codueños de El Tiempo no comprendan, a estas alturas de su experiencia y de su trayectoria en el oficio, que un órgano periodístico debe trabajar para la opinión, no para un clan, ni para un partido, ni para un gobierno, y, menos aún, para sacrificar la información y el análisis de lo que se informa al interés de una ambición política de alguno de sus accionistas. Dos miembros conspicuos de la tribu Santos Calderón estaban bien colocados en la máquina del Estado: Pacho, el vicepresidente, quien le pidió el empleo a su dispensador, según confesión de éste mismo, y Juan Manuel, el ex ministro de la Defensa y candidato sustituto a la Presidencia de la República si se malogra el referendo, quien se ganó en limpia lid la chanfa por la destreza con que condujo hace cuatro años el partido político del Presidente. No hay duda de que el periódico es, por eso, gobiernista, y que se han notado sus preferencias por la forma como publica las noticias y como opina sobre ellas, pese a ciertas excepciones en uno que otro editorial donde se aparta de decisiones muy torpes o de “guisos” muy protuberantes. Salvan las apariencias, como dicen las señoras en las mesas de juego al referirse a una de esas amigas ausentes que tienen novio “tinieblo”. Llamó la atención la coincidencia entre el anuncio de los cambios en Cambio y la radicación de la ponencia sobre el referendo. Otro informe con brasas sobre otro escándalo grande podía tirarse el endoso de la postulación si la Corte falla como Corte y no como brazo jurisdiccional del Gobierno. Trastada que no se descarta si Nilson Pinilla continúa haciendo declaraciones que delatan su voto. Había que contener el chorro. Y para eso, Luis Fernando Santos obró con audacia. Una revista mensual, exclusiva para difundir cultura, es una magnífica hermana para el Tercer Canal. Que de que sale, sale. No es más que repetir el papeleo y que adjudiquen antes de la posesión de Juancho, en cuya piel han resbalado los falsos positivos y la absolución del almirante Arango. Sólo falta que los militares sueltos por vencimiento de término ad hieran a su aspiración. Juan Manuel no sabe cómo llegar a los tres magistrados indecisos para que derroten el referendo. De esa forma –dicen que dice– los Santos volvemos al poder y los españoles a la reconquista. Nosotros –lo admite con franqueza– sin los méritos del tío Eduardo y los tipos de Planeta sin las crueldades de don Pablo Morillo. Una cosa por otra. ¡Carajo! –concluye– con el cambio de la pregunta 64 senadores alteraron la voluntad popular. Pero nadie les lleva el recado a Jorge Iván Palacio, Gabriel Mendoza y Vicky Calle. A Juancho –reconoce su hermano Luis Fernando– le importa un pepino que la historia lo recuerde como un Cámpora de cuatro años. *Columnista y profesor universitario carvibus@yahoo.es

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