Columna


El dolor de Pacho Santos

EDMUNDO LÓPEZ GÓMEZ

27 de octubre de 2009 12:00 AM

EDMUNDO LÓPEZ GÓMEZ

27 de octubre de 2009 12:00 AM

Leí atentamente las declaraciones de Pacho Santos, en la entrevista con Yamid Amat. Conmovedoras. Trasmiten el dolor de un hombre inocente acosado por la Fiscalía General de la Nación, la cual ha venido actuando en el escenario de la justicia espectáculo desde cuando fue creada y no dentro del marco de la ponderación y del respeto a la dignidad del ser humano, como ha debido ser. No habría espacio suficiente para contar los casos de personas amparadas con la presunción de inocencia, esposadas por el CTI, cuando llevaban de la mano a uno de sus hijos en algún supermercado o cuando se aprestaban, en un aeropuerto, a viajar a una ciudad del interior del país, y no al exterior para presumir que trataban de evadir la justicia colombiana. Esas acciones de los operadores de la justicia espectáculo, se dan a conocer previamente a la prensa, a título de “primicia”, acaso para granjearse la simpatía de los comunicadores, a quienes temen más que al propio Diablo. Así, minutos después, o a más tardar, el día siguiente, aparece en la televisión o en las páginas judiciales, “la actuación rigurosa de la justicia”, que ha puesto a buen recaudo al personaje contra quien se ha librado orden de captura. El delito que habría cometido la persona esposada, por vía de ejemplo, corresponde al de asociación con los paramilitares para delinquir: el mismo cargo que se le ha hecho a Francisco Santos, Vicepresidente de la República. En este caso, porque estaría incurso en la formación del Bloque Capital del Paramilitarismo; bloque cuya existencia no conoció nadie porque jamás existió, salvo en la mente de Salvatore Mancuso, a quien la Fiscalía y la propia CSJ le han hecho el homenaje de creer sus versiones, con la extraña excepción de aquella en que dijo haberlos penetrado, a través del narcotraficante George Sale, recluido hoy en una cárcel italiana y cuyo testimonio, sin embargo, no se ha ordenado recaudar (según nuestras averiguaciones), en orden a saber en qué circunstancias de tiempo, modo y lugar, los dos capos tuvieron acceso a los órganos de la justicia colombiana, para corromper a uno o a varios de sus operadores. Ha de observarse que la CSJ y la Fiscalía no han ahorrado viáticos para indagar a los narco-paramilitares extraditados por el presidente Uribe a EE.UU. ¿Por qué no se ha actuado con la misma diligencia, en el caso del narco-capo George Sale? ¿Será que el gobierno de “el caballieri” Berlusconi no lo permite? O, ¿por qué será, Dios mío, por qué será? ¡Vaya uno a saber! Pensamos que el severo procurador Ordóñez, puede ayudar a que estos interrogantes tengan repuesta adecuada. Creemos que, con Pachito Santos, la Fiscalía está cometiendo gravísimo error. Sus actuaciones siempre han estado orientadas a la defensa de los derechos humanos y a la construcción de la paz. Eso nos consta a los colombianos. Además, ha ejercido la Vicepresidencia de la República con eficiencia y honestidad ejemplares. Y por todo ello, su buen nombre no debió ser maltratado como lo ha sido, y de contera, con daño irreparable de la imagen de nuestro país. *Ex congresista, ex ministro, ex embajador. edmudlopezg@hotmail.com

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