Columna


Después de 10 años de estar viviendo en los Estados Unidos, el folclorista Isaías Simancas Fernández regresó a Colombia, más específicamente al municipio de Arjona, de donde es oriundo, a ponerse nuevamente al frente de la presidencia de la “Corporación Festival Bolivarense del Acordeón”, seno de la justa del mismo nombre. Este año, del 12 al 15 de agosto, el festival cumplirá 35 de estar promocionando la música de acordeón del Caribe colombiano y recibiendo participantes de todas partes del país, para los concursos de acordeón profesional, aficionado, infantil, piqueria, canción inédita y décimas. Este último segmento sería lo novedoso, ya que anteriormente sólo se exigía, en la parte del repentismo, la piqueria con el verso de cuatro palabras. Durante el lanzamiento, que se llevó a cabo la semana pasada en Cartagena, anunciaron que este año habrá una parte académica presidida por investigadores, periodistas y docentes que propusieron ponencias respecto a los diferentes aspectos que envuelven al folclor de las sabanas de Bolívar, Sucre y Córdoba. Anunciaron la creación de una página web, que marcaría una nueva era de organización y de excelente visión de lo que debe ser un verdadero evento folclórico y cultural, en aras de la preservación de las expresiones musicales y del sentido de pertenencia de sus coterráneos. Al respecto, anotaron que en los recientes años el festival viene apostándole a la formación de público, sobre todo entre la población infantil y juvenil, lo que ha mostrado sus resultados en los triunfos obtenidos por los músicos arjoneros en el “Festival de la Leyenda Vallenata”, de la ciudad de Valledupar, siendo el caso más destacable el de Yeimi Arrieta Ramos, la niña que partió en dos la historia de ese concurso, pues nunca antes mujer alguna se había alzado con el primer puesto en la modalidad de acordeonistas. Simancas Fernández y sus colaboradores explicaron que tal vez la estrategia más importante en esta nueva era es el acercamiento con los medios de comunicación, frente del que se habían alejado inexplicablemente, con el consiguiente detrimento para su propia promoción. Restablecidas las relaciones con la prensa, Simancas dice pretender acabar con la filosofía de los festivales limosneros, cuyos organizadores se mueven únicamente un mes antes de que comience el evento, pero para pedir recursos en las instancias públicas y privadas. Para tales efectos, se cuece la figura de un gerente que estaría gestionando recursos y contactos durante todo el año en diferentes frentes que signifiquen, no sólo consecución de dinero, sino también expansión social y comunitaria para el desarrollo de la misma población de Arjona. Los organizadores destacaron que, contrario a lo que se cree y de acuerdo con los anales del festival, la mayoría de los ganadores son artistas oriundos de Arjona o de los diferentes pueblos de Bolívar y del resto de la Sabana. No obstante, no puede dejarse por fuera que el evento sufrió la misma equivocación del resto de festivales sabaneros cuando se dedicaban a idolatrar a los artistas del Magdalena Grande, lo cual repercutió negativamente en el autoestima y el sentido de pertenencia de nuestros expositores, sobre todo de los jóvenes. Pero esta vez, parece que soplan nuevos vientos. Ralvarez@eluniversal.com.co

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