Columna


El liberalismo en manos de su minoría

AP

04 de noviembre de 2009 12:00 AM

BORIS F. ZAPATA ROMERO

04 de noviembre de 2009 12:00 AM

Por diversas razones en las últimas semanas me he comunicado, no sólo en un número importante sino también representativo, con congresistas del Partido Liberal. Y como un tema obligado, hemos conversado sobre el futuro del liberalismo ad portas (a escaso mes) del Congreso Nacional Liberal y de cara a las elecciones congresionales y presidenciales del próximo año. Lo primero que debo anotar, es que de seguro ninguno va a sostener lo conversado, pero por ser sorpresivamente diálogos casi que calcados uno del otro, no puedo dejar de consignar en este espacio los enormes temores que abordan a los congresistas liberales, que como lo he venido señalando de mucho tiempo atrás, son los de muchos liberales de a pie. Me quedó más que claro que ellos conocen de primera mano la enorme favorabilidad que en sus provincias tiene el Presidente Uribe, así como que están seguros de que el antiuribismo enarbolado por la Dirección Nacional Liberal no los afecta significativamente, pues como me dijo uno de ellos “son contados los que sostienen el discurso de oposición en sus regiones”, de manera que así no han arriesgado sus posibilidades de repetir curul o de hacer elegir amigos como nuevas fórmulas políticas. Eso, mantenerse en el Congreso de la República es lo principal para ellos en estos momentos, así que salvado el tema, se pasa a la elección presidencial. Todos sin excepción, a pesar de que un par no lo apoyaron, consideran a Pardo como un colombiano de condiciones probadas para asumir una Presidencia, pero todos sin excepción, están seguros de que con él se va a quemar una carta liberal, casi que como un sacrificio en nombre de la “terquedad y personalización del manejo de Gaviria”, palabras textuales. Lo que siguió en orden a las conversaciones, según su visión compartida, es que ya conseguidas sus curules y quemado el candidato, ven con preocupación quedarse cuatro años más por fuera del poder, pero además con “un discurso manido que, aparte de Uribe y su aceptación, también ha contribuido al descalabro en el que estamos”. Cuando me lo permitieron, les recordé que en este próximo diciembre, en el Congreso Nacional Liberal, pueden debatir estos temas y si es el caso forzar el cambio de rumbo; pero definitivamente percibí algo que es lo que me motivó a escribir lo presente: el liberalismo está en manos de la minoría, y tienen como punta de lanza a alguien a quien la reverencia que se merece evita, hasta de los propios parlamentarios, discusiones en contrario (por lo menos con fuerza y decisión). La regla que subyace en la democracia, respecto a que es la mayoría la que decide, por supuesto respetando a la minoría, parece no acatarse en el liberalismo. A raíz de esas conversaciones hoy tengo más que claro que no sólo la gran mayoría liberal está por fuera del liberalismo oficial, sino que dentro de la estructura misma ha preponderado una minoría que, sin inmutarse, con obstinación y poco tino la lleva de fracaso en fracaso. Si en el próximo Congreso Liberal no hay quien lidere una reflexión descarnada, que haga el esfuerzo de mirar al futuro con espíritu propositivo y ánimo de vencedor, efectivamente los temores de estos amigos congresistas se materializarán. Aún se puede hacer algo. *Abogado y Analista Político bfzr_14@hotmail.com

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