Columna


El ocaso del Partido Liberal

REDACCIÓN COLOMBIA

14 de noviembre de 2009 12:00 AM

LUIS CARLOS PAREJA VÉLEZ

14 de noviembre de 2009 12:00 AM

El Partido Liberal está en la antesala de un estado pre agónico. El balance de tres cuatrienios en el poder (1986 a 1998) es muy pobre. No hizo ninguna reforma importante. Implementó políticas neoliberales que tuvieron grandes costos sociales. Estuvo envuelto en el vergonzoso proceso 8.000 y, finalmente, perdió las elecciones presidenciales de 1998, 2002 y 2006. En el Congreso pasó de elegir 100 Senadores a menos de 20 y le ha ido peor en los comicios para alcaldías y gobernaciones en las cuales perdió las de ciudades y departamentos más importantes. Pero el colmo del desbarajuste del otrora gran Partido Liberal se dio con la fuga colectiva de varias decenas de parlamentarios y jefes regionales hacia remedos de partidos sin ideologías ni tradición alguna, sólo movidos por el interés electorero de escampar bajo el alero del gobierno de la Seguridad Democrática, que los acogió como hace con su clientela cualquier negocio de compraventa. El Partido y sus dirigentes actúan como si la sociedad, la economía y la política no hubieran cambiado. No tienen respuestas para las angustias de millones de menesterosos, desempleados, sin techo, sin educación y sin salud, y lo importante para sus improvisados cuadros directivos, nacionales y regionales, sigue siendo la mecánica electoral y la politiquería de favores y componendas para la clientela. La opinión nacional no sabe qué piensa el Partido Liberal sobre la crisis mundial de la economía, sobre la suerte de los desplazados y de las víctimas de la violencia. No se pronuncia sobre estrategias para enfrentar el calentamiento global y las relaciones críticas con los países vecinos, y pareciera ser que estos asuntos no fueran del resorte de la flamante Dirección Nacional y mucho menos de los desconocidos e ignorados directorios regionales. Mientras el Partido no se conecte con las dolencias y preocupaciones de las mayorías nacionales no será una opción de poder en el futuro inmediato, y no sería extraño que en el 2014 estemos hablando de la tercera re-elección de Álvaro Uribe. En un partido político que quiera triunfar lo más importante es un líder que inspire y conmueva a las masas, y el Partido liberal no lo tiene. Rafael Pardo no es el hombre, pues está desgastado y pasado de moda. En la consulta interna reciente el liberalismo no alcanzó 300.000 sufragios, lo que es una prueba del desinterés de los liberales por los nombres que se les ofrecieron. Amanecerá y veremos si el liberalismo y sus dirigentes resuelven hacer política con “P” o politiquería con “p”. Si se va por lo segundo será derrotado nuevamente, pues el particularismo y las componendas le impedirán convertirse en vehículo de movilización de los intereses ciudadanos.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS