Columna


El tercer sexo

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

28 de marzo de 2010 12:00 AM

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

28 de marzo de 2010 12:00 AM

Recientemente, un transexual operado manifestó que no era “trans”, gay, hombre, ni mujer, sino asexual, una categoría que está luchando porque la inscriban en los sistemas de Registro Civil, como “Asexuales”, la que daría pie para que hubiera un tercer sexo desde el punto de vista legal. Según los entendidos, los asexuales se dividen en tres clases: los que tienen atracción romántica hacia el otro sexo, pero con cero apetito sexual; los que tienen poca atracción romántica y muy poco apetito sexual, lo cual tampoco les da “combustible” para llegar al “Momento Supremo” de que hablaba Vargas Vila; y los que en mi concepto están muertos en vida, que no tienen ni apetito ni atracción (a esos les llaman “Ni Ni”). Los asexuales pueden ser hombres o mujeres. Los primeros son catalogados por las malas lenguas como aficionados a los placeres solitarios (onanistas) o discípulos de Oscar Wilde (léase gay) y en tratándose de las mujeres, son calumniadas como “mamasantas”, lesbianas o aficionadas a los consoladores. Una estadística reciente encontró que el 2% de las mujeres pertenecen a la categoría de asexuales. En cuanto a varones, no conozco datos, pero en la historia existen múltiples ejemplos de personas que no fueron ni hetero ni homosexuales, sino que simplemente no les llamó la atención el sexo. Ahí están por ejemplo los casos de Newton, el científico más grande de la historia, quien pasó toda su vida dedicado a sus trabajos de investigación y a sus publicaciones y murió virgen; y de Kant, el gran filósofo alemán, autor de la “Crítica de la razón pura”, quien falleció a los 80 años en estado virginal. También se afirma que Descartes, matemático y filósofo francés, fue virgen toda su vida (otros dicen que tuvo una hija o que era discípulo de Onan), y que Hans Cristian Andersen (autor del cuento El Patito Feo) y el inglés Charles Lutwidge Dodgson (más conocido como Lewis Carroll), no experimentaron nunca los placeres sexuales. Una observación. Se dice de Andersen que en una ocasión estuvo atraído por una soprano sueca, pero, nunca pasó a mayores. En cuanto a Caroll, el autor de Alicia en el País de la Maravillas, era amoroso con las niñas, no porque tuviera inclinaciones pedófilas, sino por su ternura inmensa, y ese exceso de amor puro lo derramaba sobre las niñitas. Su obra cumbre “Alicia en el País de las Maravillas” se la dedicó a una de ellas, Alice Linddell. Otros personajes que parece que fueron asexuales, fueron: el dramaturgo, George Bernard Shaw y Jorge Luís Borges, el portentoso escritor argentino. En fin, los militantes de esta categoría sexual son personas que tienen cero o muy poca inclinación por los placeres sexuales y que si bien en algunos casos sienten atracción romántica hacia el sexo opuesto, lo habitual es que no se enamoren o se casen, y si hacen esto último, los contactos sexuales son casi burocráticos, o sea para salir del paso. Con la apertura que se está viendo en el mundo en todas las facetas, no sería raro que los asexuales logren que esta categoría sea aceptada en los registros civiles de todo el mundo. Algunos pensarán que estoy exagerando, pero, ¿alguien se imaginaba hace 30 años que existiría el matrimonio entre homosexuales, o que pudieran adoptar? *Directivo universitario. Miembro de la Academia de la Historia de Cartagena. menrodster@gmail.com

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