Columna


Eparkio

SARA MARCELA BOZZI ANDERSON

08 de junio de 2010 12:00 AM

SARA MARCELA BOZZI ANDERSON

08 de junio de 2010 12:00 AM

Es un hombre callado que no hace alarde de su labor. Simplemente, le da una felicidad inmensa. Es Eparkio, un ser de antología, cartagenero, creador de personajes fantásticos, auténtico “arte sano” de la cultura y fundador del grupo de títeres “El Baúl”. Por las noches, congrega en la Galería “Libro Café” a la bohemia cartagenera que anda persiguiendo al bolero, la trova, salsa, o un poema perdido en la mitad de la noche. Eparkio es buceador de historias, y maestro de los movimientos corporales que nos recuerdan la importancia de encontrar la espiritualidad en el arte. Carmen Ana, su compañera de toda la vida, maestra de niños de barrios vulnerables, que recuerda el corazón de Gabriela Mistral, es también utilera, luminotécnica, decoradora, y simplemente: compañera de sueños realizados y por realizar. El TEUC saca la cara por los intelectuales en los barrios marginales, en los pueblos de la Costa y de Colombia. Es la inspiración de otros grupos culturales de la Cartagena popular, esa que conoce de sobra que la vida es un “cachumbé”: unas veces se está arriba y otras abajo. Su grupo teatral ha merecido muchos premios nacionales y representado, una tras otra, obras clásicas y trabajos de autores regionales como Roberto Burgos Cantor, Gustavo Arango, Francisco Pinaud y Gustavo Tatis. Uno de sus éxitos más brillantes, fue el montaje de la obra “El Viaje”, con que ganó el Festival Nacional de Teatro, en Ocaña, por las mejores actrices –Rosmery Flórez y Tanya Maza-; por la mejor música y efectos especiales; y, por supuesto, por el mejor director. Pero Eparkio dice a la prensa: “Para curarnos de endiosamientos, hemos decidido armarnos de proyectos”. Sus proyectos han sido una sucesión de logros: “El gato y la luna”, “Jinetes hacia el mar”, “Esta noche de siempre”, “Una reina es una reina”, “A la salida”, y “La muerte no triunfó aquí”. Su grupo teatral, además de cosechar los aplausos eternos de su público, se nutre de los esfuerzos de los escritores buenos: William Yeats, Víctor Hugo Madero, Amaury Arteaga, Freddy Badrán, Miguel Ángel Caballero, Elena Lepesqueur, y el inolvidable Jorge García Usta. Cuando el periodista joven de este diario, Andrés Pinzón Sinuco, le preguntó, a quién le debe sus triunfos, Eparkio le hizo un reconocimiento a Luis Enrique Pachón, pionero del arte de las tablas; al maestro Jaime Díaz Quintero, el dramaturgo de los mejores montajes de Teatro Callejero; a Martín Salas, el gestor del Festival Internacional de Poesía de Cartagena; al historiador recientemente fallecido, Régulo Ahumada Zurbarán; y a los maestros Roberto Ríos, Mariano Barbosa, Alberto Llerena y Carlos Ramírez. Eparkio, ese anfitrión de los bohemios de la ciudad, de las personas inteligentes que se congregan en el bar de la muralla, nos espera todas las noches de luna llena, para compartir los sonidos de la nueva trova cubana, de Joan Manuel Serrat cantando los poemas de Miguel Hernández, o de Bob Marley, con sus canciones de paz. No hay función en el Teatro Adolfo Mejía, que no desemboque en la Galería Libro Café, con sus afiches surrealistas, sus revistas y libros clásicos y las tertulias literarias. El centro amurallado nunca sería igual sin este personaje de origen divino, que sin embargo, compite con sus personajes de carne y hueso. *Directora de Comunicación Social de Unicartagena saramarcelabozzi@hotmail.com

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