Columna


Este humillante colonialismo (3)

JAIME ANGULO BOSSA

07 de noviembre de 2009 12:00 AM

JAIME ANGULO BOSSA

07 de noviembre de 2009 12:00 AM

Las tendencias colonialistas del siglo XIX marcadas por los anglófilos cartageneros de 1815 y el ideólogo conservador José Eusebio Caro que también se inclinó ante los EUA, se afirmaron en 1854 con Mariano Ospina Rodríguez, conservador, y en 1858 con Florentino González, liberal, partidarios de la anexión de Nueva Granada al naciente Imperio Yanqui. De este modo capitulaba la espina dorsal del ideario político neogranadino representado por sus dos grandes vertientes, orgulloso de aceptar la coyunda extranjera ante el brillo de las nuevas y dominantes luces del Tío Sam, sucesoras de la opacidad que ya mostraban las viejas y decadentes de John Bull. De este inclinado siglo XIX por su dependencia hacia las dos grandes potencias europeas citadas se pasó en el XX, también doblegada y ya como Colombia, a girar sumisa y definitivamente como satélite en la órbita imperial de EUA, hipnotizada por el latinajo Réspice Polum (“miremos al norte”) ideado por el púdico humanista y luego Presidente don Marco Fidel Suárez, hijo de lavandera que de rodillas y orando, embelesado contemplaba las cadenas que Gringolandia ofrecía. Y hablando de Florentino González y Mariano Ospina, defensores de esa idea, aquel argüía así a favor de su proyecto constitucional de 1858: “Pasando a ser parte de la Unión Americana, los Estados granadinos se hallarían en la misma condición que los Estados de Nueva York, Pensilvania y los demás de la Confederación, gozarían de la protección que en el exterior puede darle el poder de aquel gran pueblo, y conservarían su gobierno propio, y los medios de mejorar su condición interior, sin los riesgos de esas incursiones vandálicas de que ahora estamos amenazados”, agregando que “para salvarnos de la conquista del Norte” había “que renunciar a la independencia a favor de los presuntos conquistadores”, pues así “perderíamos una nacionalidad nominal para adquirir una real, potente y considerada por todos los pueblos. Nuestra raza se mezclaría con la raza anglosajona”. Ospina se escoraba también de ese lado. El estadounidense Frank Safford en su libro “Significado de los Antioqueños en el Desarrollo Económico Colombiano: un Examen Crítico de las Tesis de Everett Hagen” escribe: “en el año de 1854, cuando las Sociedades Democráticas intentaron una verdadera revolución social, algunos capitalistas de Medellín, asustados, idearon el plan de incorporar toda la nación colombiana en los Estados Unidos, para poner fin para siempre a la inseguridad de la propiedad. Con el mismo motivo, al menos un capitalista de Medellín, Eugenio M. Uribe, se volvió ciudadano de los Estados Unidos (sin moverse de Medellín)”. Sobre el asunto escribía Mariano Ospina Rodríguez, uno de los fundadores del Partido Conservador y futuro presidente de Colombia a Pedro Alcántara Herrán, ex presidente de la misma, en 1854: “Los negociantes de esta provincia han acogido con mucho entusiasmo la idea de anexar la República a los Estados Unidos, como único medio de conseguir seguridad. Tal paso tendrá algunos inconvenientes, pero es el único remedio posible que se encuentra qué oponer a la barbarie que amenaza a devastar este país para siempre...”. Ayer, González y Ospina trataron de anexarnos a EUA; Uribe parece quererlo hoy. *Abogado, catedrático, ex Representante, ex Senador, ex Gobernador, ex embajador ante la ONU. jangossa3@gmail.com

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