Columna


Esto es inmoral

JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA

13 de junio de 2010 12:00 AM

JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA

13 de junio de 2010 12:00 AM

“Hoy nos encontramos ante un complicado escenario del sector lácteo en Colombia, donde se presenta un bajo consumo, altos inventarios y sobreproducción de leche cruda, por lo que nos vemos en la penosa necesidad de informarle que los días: viernes 28 y domingo 30 de Mayo de 2010, no recepcionaremos leche en nuestra planta y acopios, ni recogeremos en las fincas”. “Como es de su conocimiento, nos encontramos en una crisis del sector lechero y lácteo, por tal situación nos dirigimos a ustedes para comunicarles que el litro de leche se le bajará de precio aproximado $100 a partir del mes de mayo del presente año”. Muchas cartas del tenor de las anteriores, han empezado a llegar a Fedegán, que además de denunciar los abusos contra el ganadero colombiano, critica las protuberantes fallas en la formación de precios del sector lácteo colombiano. Es una baja de precio inmoral. No hay explicación alguna para ello cuando el argumento tiene origen en los impactos de unos acuerdos comerciales que distan de entrar en vigencia, como el TLC con la Unión Europea. El problema sigue siendo el mismo: la Seguridad Democrática que acrecentó la producción total de leche fresca en más del 26% en 8 años, haciendo que los intermediarios y la industria procesadora dispongan de una oferta excedentaria para atender sus cómodos mercados. ¿Cuáles son esas fallas en la formación de precios? En primer, que el mundo de la producción y el de la transformación, junto con el de la comercialización, son muy disímiles no sólo por su naturaleza sino por su modo de operar e interactuar. Juegan más como estancos que como cadena, cuya regla fundamental es la voracidad. Es un mercado donde concurren más de 400.000 productores de leche, en su mayoría pequeños ganaderos, que deben enfrentar a un segmento procesador pequeño en número y con amplio poder de negociación, y a un segmento comercializador de leches crudas que por una débil institucionalidad, mantiene una actividad que aprovecha sin restricciones las oportunidades del mercado. En cualquiera de los dos eventos ganadero-industria o ganadero-crudero, se configura un oligopsonio (pocos compradores frente a muchos vendedores productores de leche). El resultado no puede ser otro que una creciente inequidad contra el ganadero, que se hace más evidente en épocas de excedentes o, como ahora, por simple avivatada. Pero el problema no lo constituye sólo la asimetría del mercado en términos de poder de negociación, sino en el bajo nivel de procesamiento. Colombia tiene una gran oferta de leche al año (6.500 millones de litros) pero la industria solo transforma 2.800 millones, con un agravante: prefiere satisfacer el consumo de la población de estratos altos (yogures, quesos, etc.), que al gran mercado de leche pasteurizada para el resto de la población. La institucionalidad pública tiene su cuota de responsabilidad. En no pocas oportunidades Fedegán ha denunciado las graves consecuencias que acarrea el aplazamiento de normas que son vitales para la formación de precios y la transparencia del mercado, como la formalización de los cruderos, o la de las plantas de sacrificio (Decretos 3411 y 1500). En estos escenarios es donde se está moviendo la ganadería de leche, próxima a recibir una apertura comercial y con promesas de apoyo del Estado para su reconversión, como contraparte de la mala negociación con la UE. La apertura, bajo esas condiciones, es inmoral. De ahí el cuestionamiento de Fedegán. *Presidente ejecutivo de Fedegán jflafaurie@yahoo.com

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