Columna


Geopolítica y armamentismo

JORGE TIRADO NAVARRO

30 de septiembre de 2009 12:00 AM

JORGE TIRADO NAVARRO

30 de septiembre de 2009 12:00 AM

En su intervención ante la ONU el Presidente Uribe rechazó la carrera armamentista emprendida por algunos países latinoamericanos. Luego, en una reunión en Boston, manifestó su preocupación por las afirmaciones del Presidente Chávez de iniciar un proceso nuclear en territorio venezolano. No es coincidencia que las alocuciones de Uribe hayan tenido lugar en territorio estadounidense, ni tampoco que se haya esforzado en explicar que mientras la compra de armas por Brasil y Venezuela son una amenaza para la comunidad internacional, el acuerdo militar suscrito entre Colombia y EE.UU sólo busca recuperar la seguridad doméstica. Lo que pretende el gobierno colombiano es hacer valer su condición de aliado de los EE.UU. Quiere un pronunciamiento explícito del Departamento de Estado en el que se condene –o se expresen reservas- sobre la carrera armamentista de Brasil y Venezuela. Pero es poco probable que lo logre. Así lo sugieren las prioridades que hoy tiene el Gobierno del norte en seguridad, y los beneficios que unas relaciones fuertes con Rusia y Francia (proveedores de esas armas) traerían para su política exterior. En vez de la inquietud colombiana, a EE.UU. le preocupan dos frentes de inseguridad: el desarrollo nuclear de Irán y la guerra de Afganistán. Teme que las plantas nucleares en que Irán experimenta para enriquecer uranio, se utilicen para lanzar misiles de alcance medio y largo, que puedan impactar en Israel, creando un peligro atómico mundial. Las sanciones impuestas a Irán no lo han disuadido de seguir con esos experimentos. EE.UU. sabe que Irán sólo sentirá el peso de las sanciones impuestas por la ONU, si Rusia se suma a la causa. La presión directa de una potencia cercana geográficamente a Teherán podría hacerla cambiar de planes. Por eso, para lograr el apoyo de Moscú, el Presidente Obama desistió del polémico escudo antimisiles que tanto preocupaba a Rusia. Medvedev respondió el gesto afirmando que las sanciones a Irán son inevitables, a la vez que respaldó la Resolución 1887 del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que se conmina a Teherán a desistir de su propósito de desarrollar armas nucleares. Francia no es menos importante, si se tiene en cuenta que Obama, fiel al multilateralismo, desea contener la amenaza de Irán con la ayuda del Consejo de Seguridad, del cual el país galo es miembro permanente con poder de veto. En cuanto a Afganistán, el informe del comandante de las fuerzas estadounidenses y aliadas no es nada alentador para Obama. Se trata, según aquél, de una guerra contrainsurgente que necesita más tropas para ganarla, si se mira que los talibanes han aumentado su control territorial y la muerte de soldados americanos va en ascenso. La disyuntiva es: ordenar el envío de más tropas con el peligro de que Afganistán se convierta en otro Vietnam, o frenar la ofensiva contra los talibanes, lo que tendría costos políticos y de inseguridad enormes. Sopesando realidades, el interés de los EE.UU. en Latinoamérica era lograr un acuerdo militar que reemplazara las funciones de la base de Manta; y el convenio se realizó con el gobierno colombiano. Lo del armamentismo de Brasil y Venezuela queda ahora relegado, al no ser lo prioritario para los estadounidenses. *Abogado y periodista tiradojorge@hotmail.com

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