Columna


Godofredo Cínico Caspa

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

26 de agosto de 2009 12:00 AM

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

26 de agosto de 2009 12:00 AM

Buenos días para quienes ejercen su derecho a estar informados bien temprano o buenas noches para quienes leen la prensa al final del día, con ustedes, por primera y única vez en esta página, el eminentísimo y distinguidísimo Godofredo Cínico Caspa, último bastión de dignidad, decoro, pulcritud y moralidad nacional. No quiero hacer referencia alguna al escandalito de estos días que amplifican los neomoralistas de los medios de comunicación haciendo alusión a la suspensión del actual gobernador del departamento de Bolívar y a la detención de su antecesor, gente de bien, prohombres de principios y valores. De dónde acá se ha dicho que a eso se le llame escándalo. Dejen el escándalo caray. Más bien voy a hacer alusión a un evento que se desarrollará este viernes 28 de agosto en Cartagena y que oficialmente se llama “La noche de las mujeres”. No sé de dónde acá a la Alcaldesa de Cartagena y otras damas les dio el antojo de ingeniarse una noche donde los hombres tenemos prohibido circular por las calles desde las 7 p.m. hasta las 2 a.m. del día siguiente. Mis queridas damas, por Dios, ¿qué es esto?, ¿para dónde vamos?, ¿de qué sirve?, les pregunto yo a ustedes, que las mujeres de estas ciudades sean dueñas de una noche si no pueden ser amas y señoras del resto de noches porque al salir solas o acompañadas corren el riesgo de ser víctimas de la violencia. ¿De cuando acá a los hombres para salir de la casa se nos debe otorgar un salvoconducto especial o un permiso?, ¿de cuándo acá las mujeres pueden salir a la calle y de noche sin la presencia protectora de los hombres, sin nuestra compañía?. Dejen la cursilería señoras, por Dios, cojan oficio. Las cosas han funcionado siempre con la división sexual del trabajo y de las labores domésticas, la separación espacial de las viviendas y de los lugares de trabajo en las ciudades, la división entre espacio público y privado, entre ciudad y casa, entre vida política y vida privada caray. Abrumado y terriblemente consternado estoy al enterarme de las intenciones que tienen estas señoras de invadir los espacios de los varones, de reconstruir los roles de hombres y mujeres en los espacios públicos y privados de la ciudad. Las mujeres son de la casa y los hombres de la calle caray, igualadas, así no se hace patria. Ahí están las consecuencias de la popularización del derecho de elegir y ser elegido, un derecho y un privilegio de la gente de bien, no entiendo por qué no se vuelve a las constituciones del siglo XIX que señalaban que quienes tenían derecho al voto eran los varones mayores de 35 años, casados, con renta superior a 1.500 quinientos pesos y que demostrasen actos de inteligencia. ¿De donde acá las mujeres pueden elegir y ser elegidas a cualquier puesto de elección popular?, señoras dejen en paz las urnas, lo público, lo político y vuelvan a la cocina. No hay derecho a que las feministas y los opositores voten, de dónde acá eso. Seremos la gente de bien quien elija la gente de bien, seremos poco, es evidente, pero con dignidad elegiremos a los gobernantes caray. Álvaro y yo terminaremos eligiendo el presidente de 2010. Carlos seguramente no porque se la da de hombre profeminista. *Lingüista, literato y comunicador para el desarrollo. puntos_de_encuentro@hotmail.com

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