Columna


Halloween

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

01 de noviembre de 2009 12:00 AM

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

01 de noviembre de 2009 12:00 AM

Según El Universal del 27 de octubre, la jerarquía católica de España se fue lanza ristre contra la fiesta de Halloween, a la cual tildó como pagana y anticristiana. El portavoz de esta organización dijo que se debería promover la festividad cristiana de “Todos los Santos” y la “Conmemoración de Difuntos”, en lugar de disfrazar a sus hijas e hijos de brujas, para celebrar una fiesta importada en detrimento de la tradición católica. El trasplante de festividades de otras culturas o religiones al cristianismo es antiguo. Por ejemplo, en el siglo III, comenzó a aflorar el deseo de celebrar el Natalicio de Jesús y los teólogos propusieron un potpurrí de fechas: el 6 de enero, el 25 de marzo, el 15 de abril, el 20 de mayo y algunas otras más. En el año 354 se decidió fijar el 25 de diciembre, día en que los romanos celebraban el Natalis Solis Invicti, el nacimiento del Sol Invicto, que era un culto muy popular de la religión Mitraista, de origen persa. La Lupercalia, fiesta romana de la fertilidad, se trastrocó en el día de San Valentín; la fiesta pagana del solsticio de verano, el 24 de junio, se convirtió en día de San Juan Bautista y sigue un largo etcétera. La historia del Halloween se puede resumir así: los celtas tenían una festividad denominada Samhain, que era como su “Año Nuevo”, pues para ellos se iniciaba la estación oscura. El Imperio Romano, cuando ocupo a la actual Inglaterra, le cambió el nombre por uno en honor a Pomona, diosa de las frutas. Más tarde el Papa Gregorio IV hizo un trasplante de la fiesta cristiana del Día de Todos los Santos, del 13 de mayo al 1 de Noviembre, para suplantar a la fiesta de Pomona. Halloween deviene de la frase “All hallow even”, que significa víspera de la noche de todos los santos. La parafernalia de la celebración viene de los druidas, sacerdotes celtas quienes en la noche del 31 de octubre reunían a las brujas para que sirvieran como "teléfonos humanos" para llamar a las almas de los muertos. Según la leyenda, las brujas se disfrazaban con capas negras y sombreros para asistir al aquelarre, donde además de los espíritus de los difuntos se supone que aparecía el Diablo para hacer orgías. Estas brujas a menudo acudían con gatos negros, los cuales para los celtas eran humanos reencarnados que podían predecir el futuro; búhos que se suponía que se comían el alma de los moribundos y murciélagos que se engullían los mosquitos, los cuales para ellos eran almas en pena. La fiesta de Halloween llegó a los Estados Unidos de mano de los irlandeses, quienes venían huyendo de la opresión inglesa. Estos, en Halloween, hacían pastel de calabazas, cuya cáscara hueca servía para confeccionar linternas. La frasecita “Trick or Treat” se originó porque la gente pobre le rezaba a los muertos de los que tenían algo de billete a cambio de un pedazo de pan. Con el tiempo la costumbre cambió y se transformó en una caravana de niños pidiendo dulces de casa en casa. En fin, esta curiosa fiesta, como el piercing, el branding y otras cosas de los gringos, son un ejemplo de la penetración que tienen el cine y la televisión en los hogares. Halloween es una fiesta que cada día coge más vuelo entre nosotros, en detrimento del “Ángeles Somos”, pero contra estos embelecos nadie puede hacer nada. *Directivo universitario. Miembro de la Academia de la Historia de Cartagena. menrodster@gmail.com

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