Gústenos o no lo que pretende Ingrid Betancourt, está en todo su derecho de conciliar, de demandar al estado colombiano si cree que se le vulneraron los derechos que, como reza en la Constitución Política de Colombia, deben de ser iguales para todos. Que pensemos que actúa egoístamente, que como dijo el vicepresidente Francisco Santos, catalogándola con todos los epítetos que se le vinieron a la cabeza, ella ni ninguno de nosotros, tenemos que actuar como los demás crean cuando de defender los derechos individuales se trata. Nos acostumbramos a actuar y hablar según el momento, según quien en los medios de comunicación lo afirme y así, dentro de un estado de derecho no son las cosas. Si creo que se me está dejando sin protección por parte del Estado cuando me atracan en una vía concurrida o no, de una ciudad o de algún lugar del territorio colombiano y con ello, se vulneran mis derechos, sería mi obligación demandar. Es lo mismo en este caso y si los requerimientos que se le hicieron en el momento hacen que la responsabilidad no recaiga en la fuerza pública, serán los jueces quienes lo determinen, y no la ciudadanía en general. Se valorarán los hechos, pero todos tenemos el derecho y la obligación constitucional de hacer lo que creamos que debemos hacer. Políticamente tendrá su costo, ya que lo que se afirma es que la mayoría de los colombianos rechazan esta pretensión y se ve incluso como muchos, tratando de hacer que las opiniones sean desfavorables para ella, aduciendo incluso que debería estar agradecida con los militares, como lo dijo monseñor Pedro Rubiano, estarán pensando que debería ir a una hoguera para ser quemada en público por desagradecida. No todos pensamos como ellos. En mi caso respeto la decisión de una ciudadana, y analizándola con cabeza fría, me parece un hecho además plausible, que ayuda a determinar quién podría tener, o tiene en últimas la razón. Voy a dar un ejemplo que puede servir. En la vía de Florencia a San Vicente del Caguán existían en la época varios retenes militares y, esporádicamente, salían retenes guerrilleros. Cuando transitaba uno por allí, si existían los últimos, la fuerza pública no permitía el paso de vehículos así fuera el mismísimo Santo Padre. Me pregunto: si la insistencia de la candidata era tan grande, ¿por qué en alguno de estos retenes no se impidió el paso a sabiendas de que como se lo habían dicho, existía mucho riesgo porque había enfrentamientos? Debería haber sucedido así y esto a mi modo de ver, puede ser una causal para señalar que no se le dio la protección necesaria. Acá no podemos seguir manejando las cosas por pasión, como lo han venido vendiendo. Lo que sucede con esta pretensión es ni más ni menos un acto de derecho dentro de una democracia que entre otras, debemos respetar. Todos los colombianos, sin distingos, si respetamos el principios de que democracia es “un estado mental en donde los derechos y deberes son por igual”, deberíamos aplaudir lo que pretende Ingrid Betancourt y esto no tiene nada que ver con lo plausible de la “Operación Jaque”. Que sea bien visto o no es otro cuento, pero no tengo duda de que si gana el pleito, serán muchísimos los demandantes y estarían también ellos en todo su derecho. *Periodista, ex asesor de paz del gobierno Pastrana, ex facilitador del gobierno de Uribe para un acuerdo humanitario. lviveropaniza@hotmail.com
Columna
Ingrid está en todo su derecho
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