Columna


Inseguridad: realidades vs percepciones

ANTONIO SALIM GUERRA T.

17 de diciembre de 2009 12:00 AM

ANTONIO SALIM GUERRA T.

17 de diciembre de 2009 12:00 AM

A comienzos de año en el Concejo Distrital se citó a las diferentes autoridades civiles y de Policía, debido a los altos índices de inseguridad y las trágicas cifras de homicidios. El debate se dio y se expusieron teorías del delito por parte del representante de la Policía Metropolitana, quien manifestaba que el origen de esto era la naturaleza violenta del cartagenero, manifestación que generó un enfrentamiento teórico con el concejal citante. Por otro lado, la Secretaria del Interior, representante del Distrito, exponía que la violencia era un problema de percepción y que las cifras y estadísticas demostraban lo contrario. Hoy, a las puertas de finalizar el año y luego del debate, la verdad es que en nuestra ciudad se respira un clima de temor e incertidumbre que nos impide el goce y el ejercicio pleno de nuestros derechos y libertades, y todo a consecuencia de la generalización de conductas violentas y prácticas delictivas que afectan potencialmente la vida, la integridad física y el patrimonio de la mayoría de los habitantes de esta ciudad. Lo cierto es que hay una distancia importante entre lo que ocurre en la realidad y lo que la gente piensa o siente que ocurre. Por otra parte, la percepción no es un espejismo, es parte de la realidad y debe ser tomada en cuenta muy seriamente. La inseguridad es un fenómeno complejo y con múltiples causas. Factores sociales, culturales y económicos son comunes en los escenarios de nuestra violencia local. Situaciones de marginación y exclusión histórica de comunidades, falta de oportunidades y horizontes para los jóvenes, situaciones familiares deterioradas, pérdida de mecanismos tradicionales de identidad y cohesión social, redes económicas y sociales informales extendidas son caldo de cultivo para una sociedad violenta. Existen factores políticos institucionales que profundizan las actitudes violentas, como secuelas de experiencias previas de violencia (desplazamiento forzado), abundancia de armas de fuego en manos de civiles, débil presencia del Estado, problemas de eficacia, confianza y credibilidad en la Policía, saturación de cárceles y fracaso de la resocialización, nos llevan a pensar que estaríamos frente a un abismo que no podemos esquivar. Pero tenemos que pensar que siempre hay una luz al final del túnel, que es mucho lo que tenemos que aportar y hacer para brindarles un futuro mejor a nuestros hijos, que no hay políticas exitosas sin conocimiento riguroso del problema, y que, además, la prevención siempre es más eficaz y menos costosa que la solución del problema. Es responsabilidad de los que administramos de manera directa o indirecta los asuntos de la ciudad generar políticas públicas contra la violencia, criminalidad e inseguridad, trazar metas para el 2010, que nos permitan mejorar la calidad de vida y generar la confianza de nuestros conciudadanos. De la mano con el Gobierno distrital, tenemos que fijar políticas para la atención priorizada a la violencia familiar y el maltrato infantil, generar más programas de apoyo a la juventud en riesgo, control y rehabilitación de abuso de drogas y alcohol, control de armas de fuego y, algo muy importante, concepción urbana que incluya la variable seguridad. *Concejal del Distrito de Cartagena, especialista en Investigación Criminal antoniosalimguerra@yahoo.es *Rotaremos este espacio entre distintos columnistas para dar cabida a una mayor variedad de opiniones.

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