Un día de enero en Sincelejo, Juan Manuel Santos, en plena campaña por la Presidencia de Colombia, me propuso que hiciésemos conjuntamente el lanzamiento de sendos libros en esta tierra corralejera: el suyo, “Jaque al terror”, que relata la operación militar que mató al jefe guerrillero “Raúl Reyes”, en Ecuador, y el mío, “Cuchillo de luna”, una selección de poemas. Por los tráfagos de la campaña del uno y los remilgos del otro en cuanto a hacer por separado el lanzamiento de dichas obras, quedó aplazado para cuando se pudiere el que sería un evento más de carácter literario. El que sí no puede ser un acto más de campaña política matizado con corralejas ni un episodio de protocolo electoral, es el combate a la pobreza que ha señalado como prioritario de su mandato el Presidente Santos; mejor dicho, cuanto ha de acometer ya y sin discusión diferente a la estrategia, política y recursos que esa prioridad de gobierno demandan, es un jaque a la inequidad, para dar de baja a la pobreza y a la desigualdad crecientes en la sociedad colombiana. Si de democrática se trata la Prosperidad notificada por Juan Manuel Santos el día de su investidura como mandatario de todos los colombianos y por la cual se comprometió a luchar sin tregua, ella debe priorizar su operatividad en lo social y procurar que todas las acciones y políticas de Estado y de Gobierno apunten hacia ese objetivo. Que no es fácil, rezongarán las voces disidentes de lo social como prioridad del Gobierno; que su costo es incalculable, razonarán aquellos que todo lo ven en términos de presupuestos y déficit fiscal; que ese es el estado natural de la sociedad colombiana, será el argumento de otros más con suficiente eco para disociar la que debe ser tarea que no admite reparos. Pero como el gran problema es el del apremiante déficit social, cuanto hay que hacer es emprender la tarea de superarlo con decisión irrefrenable y ponerle el acelerador al vagón de lo social, cuya mayor potencia le debe ser transmitida por las cinco locomotoras que jalonarán el empleo de calidad como factor de ingreso y demanda, vale decir, las locomotoras propulsoras de Infraestructura, Agro, Vivienda, Minería e Innovación, de las cuales ha dicho el Presidente recogerán 2,4 millones de empleos nuevos y formalizarán otros 500 mil. En el entendido de que el presidente Santos va a comandar la Operación Jaque a la inequidad, hay un arsenal de recursos del cual disponer: cinco puntos del gasto militar; 7,4 billones de los beneficios tributarios concedidos por Uribe; 3 billones por elusión y evasión; 2 billones recuperados del mal uso de las regalías, son, en tres años consecutivos, un destacamento bien armado para la batalla crucial. Al respecto, Antonio Hernández Gamarra, ex Contralor General de la República, tiene fórmulas exactas que ayudarían a diseñar la estrategia que garantice el éxito de la operación social comandada por el presidente Santos. Entre tanto, si esta guerra diere en batallarse sin cuartel, el presidente Santos habrá escrito el más perentorio capítulo de la historia colombiana contemporánea. *Poeta elversionista@yahoo.es
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