Columna


Jesuitas y derechos humanos

MAURICIO CABRERA GALVIS

09 de mayo de 2010 12:00 AM

MAURICIO CABRERA GALVIS

09 de mayo de 2010 12:00 AM

Javier Giraldo está amenazado de muerte. Esta noticia podría pasar desapercibida en un país donde hasta los candidatos presidenciales reciben las mismas amenazas, pero hay que destacarla por lo que representa esta persona en la lucha por los derechos humanos y contra la barbarie paramilitar. Javier Giraldo es un sacerdote jesuita, y a quienes sorprenda que en una Colombia tan devota del Sagrado Corazón, un sacerdote esté tan amenazado, hay que recordarles que 6 jesuitas fueron asesinados en El Salvador, o que el padre Tiberio Fernández fue asesinado y descuartizado en Trujillo (Valle), en ambos casos por las bandas paramilitares que denunciaron, en defensa de los mismos ideales de justicia y paz. Javier empezó a trabajar con los sectores populares desde que se ordenó en los 70, pero fue en medio de la represión cruenta del gobierno de Turbay y su Estatuto de Seguridad, cuando se vinculó a la defensa de las víctimas; primero en el CINEP y después en otras organizaciones, como la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz. Sus denuncias contra las alianzas de organismos del Estado y paramilitares en 1989, lo obligaron a salir al exilio. Pero regresó y persiste en su lucha en casos tan sonados como la masacre de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. Javier denunció con pruebas la participación de altos oficiales del Ejército, sin que se haya hecho justicia. Frente a las falsas acusaciones de marxista y guerrillero se podrían decir muchas cosas de Javier, pero mejor es leer lo que escribió el padre Francisco de Roux, superior de los jesuitas en Colombia: “Durante treinta años, con entrega incondicional a las víctimas y con rigor impresionante para demostrar la evidencia de sus afirmaciones, Javier Giraldo S.J. ha denunciado a los violadores de los Derechos Humanos. Acompañó esas denuncias con todas las pruebas, y pide a la justicia colombiana que actúe. Es testigo extraordinario de la manera como esta justicia dejó en la impunidad a los criminales. “Frente a la campaña destructiva en grafitis, decimos que vemos en Javier Giraldo S.J. a un hombre del valor moral más alto, un serísimo buscador de la verdad, luchador incansable al lado de los excluidos, defensor de la dignidad humana, convencido de que el Estado y sus fuerzas de seguridad deben estar al servicio de la vida y de la integridad de todos. Javier Giraldo S.J. no es ni ha sido jamás guerrillero, como pretenden señalarlo sus detractores. “Javier no tiene más armas que convocar a que se diga la verdad sin ofrecer recompensas a nadie para que sea fiel a su conciencia. Rechaza con decisión la compra de testigos en la justicia colombiana. Por eso jamás ha aceptado que lo cuiden con armas de ninguna clase. “Javier Giraldo S.J. es un hombre de fe. Un seguidor hasta la muerte de Jesucristo. Un jesuita auténtico, de vida interior profunda. Un compañero incansable de las comunidades pobres y desplazadas por la guerra. “Como Provincial de la Compañía de Jesús, reitero el reconocimiento a la grandeza moral de Javier Giraldo S.J. e invito a todos los hombres y mujeres que entre nosotros buscan la verdad y la justicia a que rodeemos con nuestro apoyo moral a un hombre que nos ha enseñado con el mensaje de su vida a ser consistentes con Dios y con nosotros mismos”. macabrera99@hotmail.com

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