Columna


La atípica del 5/9/10

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

08 de agosto de 2010 12:00 AM

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

08 de agosto de 2010 12:00 AM

Las cábalas en el medio político bolivarense no se tejen sobre la calidad de los candidatos y sus posibilidades de ganar, ni sobre la suerte del Departamento con el gobernador que se elija el 5 de septiembre, sino sobre si se justifica o no un gasto cuantioso sólo para gobernar, en términos prácticos, de enero de 2011 a octubre del mismo año, pues se presume que la ejecución presupuestal de 2010 está decidida y programada. Los expertos en electorerismo sostienen que en las elecciones para gobernadores, alcaldes, diputados y concejales la atracción se centra en las alcaldías y los concejos, por ser los destinos que más votos arrastran en nuestra democracia local. Por lo mismo, en una elección atípica de gobernador –sin diputados, concejales y alcaldes– el único interés del elector es la plata. El grueso público dedujo que con las cuatro inscripciones los jefes políticos y sus candidatos resolvieron gastar, pese a que la contratación no produciría para recuperar la inversión en lo que resta del período. Mi percepción es distinta. Ellos reducirán el monto de los gastos con financiación institucional de los partidos y grupos que integran las coaliciones, y tratarán de convencer a los ciudadanos con propuestas serias. Por ejemplo, el programa del movimiento “La esperanza de un pueblo”, inspirado en la sensibilidad social del ex senador Juan José García, cubre el conjunto de los problemas de Bolívar. A éste movimiento lo surte el Partido de la U y lo refuerza la facción “Madrina bondadosa”. De Luis Eduardo Vargas se sospecha que resignaría su postulación para darle vado a un candidato-bomba de Cambio Radical el 12 de agosto. Ensayar un resultado como el de Antioquia con Luis Alfredo Ramos, o el del Atlántico con Eduardo Verano, no es un imposible político si el competidor triunfante es capaz y creativo, aun sacado de la clase política y aun cuando no sepa de la misa la media. De los fracasos dolorosos salen rectificaciones que asombran a la opinión de modo favorable, a menos que la indolencia colectiva cohoneste con expansión cariñosa el desgreño crónico en las entidades territoriales. No estoy aventurando una predicción optimista, sino planteando una probabilidad que obligue a reflexionar a los aspirantes y a los votantes. La provincia también tiene historia, y también juzga a sus protagonistas, y también los exalta o los condena de conformidad con sus actos y sus realizaciones. Un clarito de sensatez en la mentalidad de nuestros dirigentes nos abriría, tal vez, el camino hacia la madurez que el Constituyente del 91 consideró que ya teníamos los colombianos para elegir bien a nuestras autoridades locales. Hace una semana se le hizo bullita mediática a un debate de control político en la Asamblea Departamental. ¡Enhorabuena! Vamos avanzando porque se creía que nuestro Departamento no tenía Asamblea, sobre todo para controlar. La llamaban El ágora sordomuda. Nos convino, por consiguiente, el destape del esqueleto de Bolívar. Los huecos de la calavera que anidaron los ojos del Libertador miraron hacia acá, enseguida. Se lo debemos al excéntrico Hugo Simón Fidel Chávez Frías. ¿Será que estoy creyendo que la política de campanario, como la teología para Borges, es literatura fantástica? *Columnista y profesor universitario carvibus@yahoo.es

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