Columna


La chicha

RODOLFO DE LA VEGA

21 de agosto de 2010 12:00 AM

RODOLFO DE LA VEGA

21 de agosto de 2010 12:00 AM

Hay que establecer diferencia entre la chicha del interior del país, especialmente de Cundinamarca y Boyacá, y la del litoral Caribe. Según Donaldo Bossa Herazo, en su Nomenclator Cartagenero, la chicha del altiplano es un brebaje de maíz fermentado de gran toxicidad, fuertemente embriagante y degenerante. Aparte de ser antihigiénico, también es un eficacísimo agente impulsor de delitos de sangre. En el departamento de Boyacá, gran productor y consumidor de chicha en tiempos pasados, se afirmaba que la mejor era la de Soatá, tan excelente, que la vendían con boleta de excarcelación. En el Centro Histórico de Cartagena hay una calle que lleva el nombre de “La Chichería”. Según Raúl Porto del Portillo, en su obra “Plazas y Calles de Cartagena”, su nombre viene porque en la casa que hace esquina con la Calle del Estanco del Aguardiente, funcionó una chichería donde la tropa del Cuartel del Fijo concurría a beber chicha y guarapo fermentados. Al principio las cosas marchaban bien, pero la soldadesca fue tomando confianza y, a poco, los vecinos se quejaron de los escándalos continuos que allí se suscitaban. El Gobernador ordenó la clausura de la Chichería, pero el nombre de la calle ha perdurado hasta nuestros días. Según el mismo historiador, en la Calle de La Chichería hubo dos solares en los que sus propietarios construyeron unas accesorias para ser arrendadas a personas de recursos económicos limitados. Las accesorias del primer solar fueron habitadas por gente honrada, trabajadora y de buenas costumbres. Era tal la armonía que reinaba entre ellos que el lugar fue bautizado con el nombre de “La Gloria”. No ocurrió lo mismo con el otro solar. En sus accesorias se dieron cita las mujeres más vocingleras y calumniadoras y los hombres más “torteros”. Los infernales, además de injuriarse entre sí, les hacían la vida imposible a los de “La Gloria”. El alcalde de la ciudad se vio obligado a clausurar “El Infierno”, para felicidad de los moradores de “La Gloria”. En el altiplano cundiboyacense la costumbre de embriagarse con chicha continuó por muchos años. Con razón o sin ella, a la Chicha le atribuían los delitos de sangre que eran frecuentes y numerosos. Por eso, y por la forma antihigiénica como se preparaba, el Gobierno Nacional, presidido por Mariano Ospina Pérez (1946-1950), siendo Ministro de Higiene Jorge Bejarano Martínez, decidió erradicar la fabricación y consumo de la chicha. Para paliar el impacto que la medida acarreaba, el Gobierno invitó a los cerveceros a fabricar un producto que estuviera al alcance de los pobres. Bavaria produjo la cerveza “Cabrito” que, con el correr del tiempo, desapareció. En la Costa Caribe llamamos Chicha a un preparado de maíz o arroz cocido, no fermentado y azucarado. Su efecto es refrescante. También llamamos chicha a unos refrescos de guanábana, tamarindo, corozo, mamón, patilla y otras frutas. Cuando el preparado es de elaboración esmerada, lo elevamos al rango de jugo. En la Tienda de Toño expenden unas deliciosas chichas de maíz. Si un cliente pide chicha, Toño Flórez, el dueño de la tienda, le replica: ¡Jugo de Maíz! *Asesor Portuario fhurtado@sprc.com.co

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