Columna


La diabólica independencia negra

JAIME ANGULO BOSSA

23 de enero de 2010 12:00 AM

JAIME ANGULO BOSSA

23 de enero de 2010 12:00 AM

Escribo esta nota con ira cuya primera acepción la define el DRAE como “pasión del alma, que causa indignación y enojo”. La mía está indignada y enojada, y no lo disimulo, por la connotación diabólica que el estadounidense y predicador evangelista Pat Robertson, con motivo del terremoto de Haití, le dio a la independencia de esa atormentada república y desde luego a su libertad nacional. Dijo así: "Ellos hicieron un pacto con el diablo. Te serviremos si nos quitas de encima a los franceses. ¡Es una historia auténtica! El diablo les dijo: Ok, denlo por hecho. Se deshicieron de los franceses, pero fueron maldecidos. Esa isla fue partida en dos. De un lado Haití y del otro República Dominicana. La República Dominicana es próspera, sana, llena de balnearios. Haití es desesperadamente pobre”. Candidato presidencial en EUA alguna vez, Robertson, republicano feroz y preso de delirio imperialista como todo político yanqui seguro de que su país es el mundo mismo y lo demás sobra, golpea dos blancos al tiempo: a la independencia del primer país latinoamericano que en 1804 la logró y a los negros que dirigidos por Jean Jacques Dessalines, no importa su comportamiento posterior, la proclamaron luego de la batalla de Vertierres. Se sabía que los negros padecieron lo inimaginable en la creación y construcción de EUA hasta la elección del mulato Barack Obama, pero nadie intuyó que luego de su consagración y del simbolismo igualitario que contiene, y de la satisfacción generada por la reivindicación étnica en ella reflejada, alguien uniría, para satanizarlos y perseguirlos, el valor progresista inmerso en toda independencia nacional y el color negro, maldito según ciertos blancos, de la piel de una raza. Ese alguien es Robertson, reaccionario predicador, quien como supuesto vocero de Dios, mas no del Dios de todos, sino del vengativo y usado políticamente por los de su laya para imponer criterios y dominar a gusto conciencias colectivas, quien de forma delirante y pasional se expresa contra la autonomía de Haití a comienzos del siglo XIX enterados aquellos, por conocer la estigmatización bíblica de la izquierda, de que esa independencia fue hija de la izquierda explícita con que la Revolución Francesa reemplazó a la tácita de siglos anteriores y de los negros que la conquistaron. Y cabe aquí conveniente digresión acerca de la satanización de la izquierda según las mitologías, religiones e ideologías tratada en mi libro “Cuando yo digo izquierda” (y perdónenme esta alusión personal) cuya lectura recomiendo a quienes, basados en creencias seculares, suponen que la izquierda es la mano del Diablo y la tienen como actitud ideológica maligna dados los privilegios que quiere destruir y las igualdades, justicias económicas, sociales y políticas que pretende crear. Tal actitud, constructora de la cultura política universal desde el siglo XVIII y de cuyo acervo ético vive la mayoría de la humanidad, ha sido sin razón vista como perversa, peligrosa e inmoral por los dueños del poder. Robertson es uno de los que, con índice apocalíptico, maldice a los negros haitianos por haberse independizado inspirados en la izquierdista Revolución Francesa, sumándole a ello el odio por su raza. *Abogado, catedrático, ex Representante, ex Senador, ex Gobernador, ex embajador ante la ONU. jangossa3@gmail.com

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