Columna


La Escuela de Atenas

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

28 de febrero de 2010 12:00 AM

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

28 de febrero de 2010 12:00 AM

El momento histórico es de verdad. El modo como se llevan las campañas electorales, con sus slogans y acciones, nos recuerdan que cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de decir la verdad. La experiencia democrática que intentamos construir, en el marco de las próximas elecciones, son la oportunidad de alejarnos del clientelismo como sistema político, matriz de la corrupción y principal generador de muerte. Antes se hablaba de manzanas podridas…;hoy, de canastas de podredumbre. El gran anhelo de la gente es que la democracia sea la patria de lo humano, y lo logramos si la participación ciudadana es plena, si damos calidad al debate electoral y si convertimos en hábitos democráticos las lecciones de la Escuela de Atenas. Bertoldt Brecht, ocupándose de la participación en política y consciente de que todo es político aunque la política no lo sea todo, dijo: “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de la carne, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. “El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que son los politiqueros corruptos, mequetrefes y lacayos de las empresas nacionales y multinacionales”. Votemos todos por un programa que refleje la vida plena que nos merecemos por el solo hecho de ser personas. Si éste programa no se tiene, igualmente votaremos…; en blanco. Una buena participación en política debe darle calidad al debate electoral. Es fácil constatar que las valoraciones de los políticos no son entusiastas, y que el juicio moral que merece su comportamiento como administradores públicos está lleno de reservas. Se dice que son iguales, que van a lo suyo y sólo piensan en enriquecerse, lo cual no es cierto…; siempre habrá una reserva moral decente. Pero no podemos quedarnos en valoraciones. Urge apostarle, con nuestro voto y control político, a la construcción de modelos democráticos de solidaridad social, de integración social, de eliminación de la pobreza, de distribución de la tierra, de educación y sanidad para todos. Debemos tener la intuición del buen político. Permítanme que para ello me valga del fresco de Rafael, de la Capilla Sixtina, conocido como “La Escuela de Atenas”. Aparece Platón al centro, con sus pies que apenas tocan tierra, sujetando en la mano izquierda El Timeo, mientras con la derecha indica el cielo. A su lado, la figura de Aristóteles, con los pies bien puestos en la tierra, en su mano izquierda aprieta el libro sobre La Ética y con la derecha señala la tierra. Este cuadro nos muestra el hombre que en su responsabilidad política descubre la doble dimensión de la pasión por el cielo y la pasión por la tierra. Es el que sabe articular los valores materiales con aquellos espirituales, los horizontes trascendentes con aquellos sensibles. Es como reconocer la Política como una vocación que invita a la nobleza de servir y no como una profesión que nos lleva a la vileza de hacer negocios. *Sacerdote y sociólogo, director del Programa de Desarrollo y Paz de los Montes de María. ramaca41@hotmail.com

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