Columna


La gente se cansa

ALFONSO MÚNERA CAVADÍA

25 de noviembre de 2009 12:00 AM

ALFONSO MÚNERA CAVADÍA

25 de noviembre de 2009 12:00 AM

La gente se cansa, aunque muchos gobernantes y políticos locales crean que no. No comparto las soluciones violentas, pero puedo comprender que las frustraciones de años y las rabias acumuladas contra unas compañías de servicios mediocres, ineficientes y arrogantes se desborden en un santiamén en furia y violencia incontrolada. Y eso es lo que acaba de suceder en San Andrés de Sotavento, y lo que puede llegar a ocurrir, según comentaron un grupo de alcaldes de Bolívar en el noticiero Caracol del mediodía de ayer, en otros pueblos que padecen el mismo martirio. Pero, ojo, va a suceder cualquier día en la mismísima Cartagena. El mismo noticiero anunciaba que 30 barrios de la Zona Sur Occidental de la ciudad tienen el suministro de energía cortado como consecuencia del daño de un transformador. El servicio al parecer no se restablecerá de manera completa sino el jueves. Es decir 72 horas sin energía. Una anciana entrevistada por Caracol contó que ni sus nietos ni nadie más en la casa habían podido dormir por el excesivo calor. Como si lo anterior fuese poco, no hay tampoco suministro de agua, no sólo en los 30 barrios mencionados, sino en toda la ciudad durante 24 horas. Ahora bien, si se tratara de una emergencia, es decir de algo verdaderamente excepcional, estoy seguro de que nadie protestaría, el problema es que los cortes de energía y de agua se volvieron un asunto de una frecuencia intolerable, sobre todo para la pobre gente que habita los barrios más humildes. ¿Cómo puede ser que esto suceda día tras día, semana tras semana, sin que semejante desgracia sea tratada con la seriedad que merece? Por una parte, los directivos de la compañía se limitan en la generalidad de los casos, cuando ya no pueden evitarlo, a decir que hay un daño o una labor de mantenimiento o cualquier excusa por el estilo. Y por la otra, las autoridades de la ciudad, nuestros concejos admirables y nuestros flamantes alcaldes, hacen como el que no ve, no oye ni siente nada: se desentienden del asunto. Me pregunto, ¿si acaso no fueron elegidos para garantizarle, por lo menos, a la población que sus necesidades mínimas, básicas, de agua y de luz, por las que está pagando, sean satisfechas? Cuando teníamos las Empresas Públicas muchas personas pensaron de buena fe que privatizando los servicios de agua y luz lograríamos un alto grado de eficiencia. El resultado final, en mi opinión, va camino al desastre. Y el asunto es muy sencillo: no estamos en Barcelona sino en Cartagena de Indias. En España esto no sucedería porque la acción conjunta de los ciudadanos y de las autoridades lo impediría. Igual cosa se podría decir de los Estados Unidos o de cualquier país desarrollado. Pero en Colombia, en particular en la Costa Caribe colombiana, las empresas privadas pueden hacer lo que quieran, pueden abusar de la población, sin que las autoridades se dignen tomar en cuenta el reclamo de sus habitantes. La razón es también muy sencilla: a lo largo de nuestra historia, para los maravillosos concejales y alcaldes nosotros no somos nada, ni ciudadanos siquiera. Por lo tanto nunca hemos merecido que se nos oiga. No me extraña, pues, que se repitan los San Andrés de Sotavento, para desgracia de todos. ¡Qué tragedia esta la del subdesarrollo y sus políticos! *Historiador. Profesor de la Universidad de Cartagena. alfonsomunera55@hotmail.com

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