Columna


La hecatombe verde

JAIME ALBERTO RESTREPO CARVAJAL

06 de junio de 2010 12:00 AM

JAIME ALBERTO RESTREPO CARVAJAL

06 de junio de 2010 12:00 AM

Para tranquilidad de mis amigos verdes, no voy a abochornarlos con una columna dedicada al descalabro del 30 de mayo por culpa de los indecisos cansados de las permanentes contradicciones y estribillos pueriles de Mockus, que preferimos votar por otros candidatos más firmes en sus argumentos o que defendieron la seguridad democrática sin titubeos. No; la dedico a la impotencia de la tecnología moderna para detener la hecatombe ambiental en el Golfo de México y el riesgo que corre la humanidad con la explotación del petróleo en el mar. Infortunadamente, un “mal necesario”, al menos por ahora. Los depósitos petroleros a grandes profundidades marinas parecen ser los últimos bastiones de los combustibles fósiles. Estados Unidos basa buena parte de sus reservas estratégicas de crudo y gas en dicha fuente; además de grandes yacimientos en Alaska cuya explotación, menos mal, está restringida por razones verdes. El que ya es calificado como “el más grave accidente ambiental en la historia de Estados Unidos” ocurrió el 22 de abril y podría replantear la geopolítica mundial del petróleo. La plataforma de perforación en aguas ultra-profundas (“Deepwater Horizon”) era una mega máquina de “destrucción masiva” (de fauna y flora), “mercenaria” (su arriendo valía medio millón de dólares diarios), capaz de operar a 2,4 Km de profundidad en el océano y penetrar 9 Km más en las entrañas de la tierra. Desde su naufragio hace 45 días, al parecer por errores de la BP, se han vertido allí de 2,5 a 3,8 millones de barriles de petróleo (varía según la fuente), equivalente a ¡la producción de 3 a 5 días de todos los pozos de Colombia! Y sigue saliendo…; Gracias al Internet, todos los habitantes del planeta podemos mirar, impotentes y en tiempo real, el vertimiento incontrolado de petróleo a 1,5 Km de profundidad cerca a Luisiana y los intentos infructuosos para detenerlo. La suerte de Mockus dentro de 15 días parece tan irreversible como la hecatombe verde sobre las costas del Golfo de México y el Caribe, más ahora que llegan los huracanes como “Agatha”, la semana pasada (y la tormenta “Santos” se levanta en el horizonte político). “Es un problema de Estados Unidos”, pensará algún despistado. ¡No es así, nuestra costa también está amenazada! En 2007, la Agencia Nacional de Hidrocarburos adjudicó 9 bloques (de 28 sujetos a licitación de la llamada “Ronda Caribe” que cubre 32.000 km2, de la Guajira hasta Urabá), incluidos 4 bloques muy cercanos, entre las Islas del Rosario y norte de Cartagena (2 adjudicados precisamente a la BP, uno de ellos en consorcio con Ecopetrol y Petrobras). ¿Cómo va eso? ¿Qué piensan Santos y Mockus de la explotación petrolera en nuestros mares? La consecuencia sensata y humanista del hundimiento de la “Deepwater Horizon” (quizás detrás de ella se hundirá la BP) debería ser que los países poderosos incentiven a sus comunidades científicas a encontrar pronto energías alternativas de bajo costo sin usar recursos no renovables; y de paso evitar las secuelas del calentamiento global que comprobamos a diario. ¿O será que las grandes multinacionales ya tienen “inventadas” esas nuevas fuentes de energía verde (tan escasa en Mockus) y no las sacarán de la gaveta hasta vendernos la última gota de petróleo que tienen en sus reservas marinas? *Ing. Civil y MBA, Directivo Empresarial restrepojaimea@gmail.com

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