Columna


La joya de la corona

GUILLERMO DURÁN

16 de enero de 2010 12:00 AM

GUILLERMO DURÁN

16 de enero de 2010 12:00 AM

Quienes convivimos y caminamos por el Centro Histórico y sus alrededores, disfrutamos de su belleza arquitectónica y su magia. También nos satisface y valoramos su recuperación progresiva y en la mayoría de los casos de las restauraciones fieles de sus inmuebles por parte de particulares, lo que nos permite a las nuevas generaciones observar el esplendor que exhibían en la época en que fueron construidos. Estas casonas viejas afortunadamente restauradas, sumadas a un cordón de murallas conservado bien, a edificaciones coloniales y republicanas públicas, iglesias, plazas, calles y monumentos forman un conjunto único en el Caribe, en el mundo, dada su magnitud, belleza y conservación. Si le adicionamos la historia rica de la ciudad como plaza fuerte y puerto principal de embarque de la riqueza del recién conquistado nuevo mundo hacia Occidente, lo que despertó por una parte la ambición de los protagonistas principales de la piratería de los siglos XII y XIII, y por la otra parte de países como Francia e Inglaterra que se disputaban el dominio que ejercía España en la época de abundancia por su descubrimiento exitoso. Siendo Cartagena una de las plazas más importantes de su imperio colonial, fue blanco de ataques innumerables por parte de expediciones corsarias temibles. Esta historia idealiza un pasado glorioso y aventurero hecho realidad debido a la importancia y conservación excelente de nuestro patrimonio. Nuestro pasado colonial convulsionado, sus epopeyas, leyendas, legado defensivo de murallas, baluartes, fuertes y castillos, son atractivos universales por su contenido de aventura mediante ataques osados, actos heroicos donde predominaba la ambición desmedida por el enriquecimiento inmediato, en fin, en este inventario múltiple se conjugan los ingredientes que ha explotado exitosamente el cine mundial con grandes producciones o mediante reproducciones mecánicas fieles en los grandes parques de diversión de la Florida y otras ciudades, que rememoran ese pasado maravilloso. La película y la serie “Piratas del Caribe”, contiene la esencia de nuestra fortaleza y de lo que debería ser la imagen de la ciudad, y sobre esto habría que trabajar con expertos para reforzar esa identidad. Por ejemplo, el espectáculo de luz y sonido que funcionó alguna vez en el Castillo de San Felipe; o el tour que ofrece hoy la Iglesia y el Claustro de Santo Domingo, con guías vestidos a la época; y muy positiva y de la mano con esta propuesta, los dos galeones atracados en el muelle de Los Pegasos. Todo lo hecho hasta ahora debe complementarse con espectáculos de categoría concebidos tecnológicamente sobre este mismo tema. También se debe reactivar la comunicación y la imagen institucional de nuestra urbe en diversas ciudades y países, clientes potenciales de nuestro destino, a fin de consolidar su identidad, posicionarlo de la manera más atractiva y al mismo tiempo, con lo más semejante a nuestra realidad y a nuestro pasado. *Administrador de empresas, publicista, editor, comerciante. arriendosyventas57@gmail.com

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