Columna


La justicia cojea pero no llega

REDACCIÓN COLOMBIA

03 de diciembre de 2009 12:00 AM

PATRICIA LARA SALIVE

03 de diciembre de 2009 12:00 AM

Dos casos opuestos en política, pero similares en vencimiento de términos, son examinados, con otros, por la Unión Interparlamentaria, observador permanente de Naciones Unidas: el del ex senador Álvaro Araújo, sindicado por relaciones con paramilitares, y el del Representante a la Cámara Wilson Borja, acusado de vínculos con las Farc. Miremos las dos situaciones: Araújo, a diferencia de sus compañeros del Congreso, no se declaró culpable porque dice ser inocente y no va a dejarles a sus niñas “el legado de infamia de aceptar haber sido un delincuente”. Y también, a diferencia de sus compañeros, Araújo es el único que continúa preso (le dieron casa por cárcel por una isquemia cerebral que, según él, le dio por rabia). Y lo grave es que su situación no tiene esperanza de resolverse pronto, pues el fallo, que debió proferirse en Julio por la juez, pues en esa época vencía su término, se aplazó, ya que ella dijo estar muy cargada de trabajo y aseguró que, a más tardar, lo proferiría a principios de octubre. Pero en septiembre, la Corte Suprema reasumió los casos de los parlamentarios que renunciaron al fuero para que los juzgara la justicia ordinaria y, así, disfrutar del beneficio de la doble instancia. Entonces Araújo, ya ad portas de saber si la justicia decretaba o no su inocencia, casi volvió al comienzo y, lo que es peor, sin términos que se le venzan porque su caso es atípico. Según él, la ley determina que debe respetarse la inmediación de la prueba, es decir, que nadie puede juzgar con base en evidencias que no ha presenciado, y la Corte dictará sentencia a partir de pruebas recogidas por el juzgado y no por ella. Y establece que un juicio debe durar máximo seis meses, pero el suyo duró año y medio. Y propende porque un fallo no dure más de quince días, y el suyo lleva un retraso de cuatro meses, y aún no parece tener posibilidades de producirse: según carta que la Corte le envió a Araújo en octubre, negando su petición de que un magistrado titular se ocupe de su causa y esa corporación escuche sus argumentos, la Corte no ha pronunciado “el fallo de rigor del que no ha podido ocuparse”. Entonces Araújo le solicitó a la Unión Interparlamentaria que estudie su caso: espera que, en enero, concluya, y confía en que, en virtud de la intervención de ese organismo, no se pase lo que le resta de vida esperando su juicio. Y Wilson Borja también le pidió a la Unión Interparlamentaria que interceda por él: la Corte le abrió investigación, en Julio de 2.008, sobre su supuesta relación con las Farc. Antes, en entrevista radial, el Presidente Uribe lo acusó de estar vinculado a la guerrilla. Por eso él se quejó ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara. Ese trámite está pendiente. Y la Corte, que le ha preguntado a todo el que se le ha ocurrido, si sabe si Borja ha tenido relación con las Farc sin que, al parecer, haya recogido una prueba seria en su contra, lleva año y medio en la etapa preliminar del juicio, a pesar de que la ley establece, según Wilson, que ella no debe durar más de seis meses. Así, Borja y Araújo, y tantos que no sabemos, están sub judice viendo cojear a nuestra justicia que tampoco llega. Ojalá la Unión Interparlamentaria les dé un empujoncito. *Rotaremos este espacio entre distintos columnistas para dar cabida a una mayor variedad de opiniones.

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