Columna


La Libertad y la Seguridad

RUDOLF HOMMES

13 de junio de 2010 12:00 AM

RUDOLF HOMMES

13 de junio de 2010 12:00 AM

El conflicto entre el respeto a los derechos humanos y la eficiencia de las acciones contra el terrorismo es universal. En Estados Unidos, Obama y sus seguidores fueron muy críticos de la doctrina que aplicaron los republicanos en el gobierno de Bush que, contraviniendo la tradición de ese país de respeto a las libertades civiles y los derechos humanos, permitía o toleraba procedimientos de interrogación que no se distinguen de la tortura física o sicológica. Para quienes crecimos con la idea de que eso no sucede en las democracias, la modificación de procedimientos ha sido refrescante, aunque en la práctica se ha moderado el impulso y el alcance de esos cambios. Para el nuevo gobierno de Inglaterra, encontrar la fórmula que le permita dominar al terrorismo sin sacrificar valores tradicionales de una sociedad liberal pluralista se ha vuelto discusión pública, porque los socios de la coalición de gobierno tienen posiciones diferentes sobre los derechos humanos. Los conservadores tradicionalmente le han dado prioridad a la seguridad nacional y ahora a la seguridad interna. Pero los liberales demócratas (los Lib Dems) tienen otra perspectiva y han sido muy críticos de las desviaciones o violaciones de las leyes con el pretexto de la lucha contra el terrorismo. La revista The Economist (mayo 22 a 28, 2010) dice que los líderes de los tres partidos dominantes en Inglaterra se consideran fieles defensores de las libertades civiles pero tienen diferencias sobre el balance entre libertad y seguridad. Los dos partidos en el gobierno difieren sobre temas como el derecho de los terroristas a apelar la deportación a países donde pueden ser torturados o asesinados; y los conservadores están pensando en reemplazar el estatuto de derechos humanos vigente, derivado de la Convención Europea sobre Derechos Humanos, por una ley inglesa menos liberal que a los Lib Dems no les llama la atención, lo que puede dividir a los miembros de la coalición. Es probable que, con excepción de Canadá, los países nórdicos y posiblemente Japón, los otros países industrializados sean más relajados y haya menor tensión sobre estos asuntos que en Inglaterra. Francia y Alemania no tienen una historia inmaculada de respeto a los derechos humanos, aunque en años recientes sí ha habido preocupación en esas sociedades sobre los abusos del Estado y la restricción de las libertades. Alemania e Italia tuvieron que combatir bandas revolucionarias urbanas radicales y omitir ciertas restricciones legales para dominarlas. En España, el Presidente y varios miembros de su gabinete estuvieron implicados en prácticas antiterroristas ilegales. En Colombia la tradición ha sido tener leyes que garantizan el respeto a los derechos humanos, pero tolerar desviaciones y violaciones, aun en materia grave. Hasta ahora no se había formado un cuerpo civil de opinión con masa crítica para moderar los abusos que se cometen en nombre de la seguridad y el orden. El activismo de las cortes en este frente, la súbita irrupción de la ola verde en la escena política y el compromiso de Mockus de no permitir un solo ‘falso positivo’ más, auguran un importante cambio de actitud con amplias repercusiones y nuevos desafíos para el gobierno y los militares que están muy molestos, especialmente por la condena del coronel Plazas Vega, aunque la desaparición de personas no tiene justificación. rhommesr@hotmail.com

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