Columna


La lucidez democrática de Agudelo Villa

REDACCIÓN COLOMBIA

04 de agosto de 2010 12:00 AM

ALPHER ROJAS CARVAJAL

04 de agosto de 2010 12:00 AM

Si se quisiera identificar la cualidad más sobresaliente en el espíritu de quien en vida encarnó la fascinante personalidad del doctor Hernando Agudelo Villa, habría que detectarla en su talante de pensador demócrata y en su condición de estadista cuyo amplio conocimiento de las estructuras de la sociedad lo llevó a hacer contribuciones centrales al debate sobre la crisis nacional. La lucidez y la calidad de sus reflexiones no estaban sólo en sintonía con las coyunturas complejas con las que un país y una sociedad desigual en constante confrontación ha intentado sobreaguar, sino que sus aportes teóricos y la inmanente acción de su trabajo iluminaron y propiciaron procesos de largo aliento que entrañaban la formación de grupos humanos y la construcción de proyectos sostenibles como aporte al fortalecimiento democrático. Al lado de esta paradigmática actividad por restablecer en el país y en el liberalismo una verdadera conciencia de justicia social y equidad, propició la movilidad política en su partido, en el que luego empezarían a florecer nuevas ideas y promisorias elites del pensamiento que Agudelo Villa había preparado en los Encuentros liberales (1966) y en la Sociedad Económica de Amigos del país. Pero esas mismas condiciones de su intelecto -de formidables alcances epistemológicos- y la penetrante agudeza de sus análisis sobre la desigualdad y los derechos humanos, le granjearon la animadversión de la plutocracia derechista y de la tecnocracia neoliberal de su partido, cuyos actores más conspicuos utilizaron todos los recursos para atajar sus justas aspiraciones de gobernar a Colombia con los instrumentos de la revolución democrática en 1976. Gran parlamentario y ministro de Hacienda y de Desarrollo, planeaba sus intervenciones y escribía en una prosa diáfana. Orador claro, su erudición histórica –particularmente de la economía-, su humor caustico y el control mental le permitía disertar con maestría ante sus colegas. Nadie se atrevió a irrespetar su inteligencia, ni a desconfiar de su documentada memoria ni de la seriedad de sus ponencias. Como pensador de izquierda democrática tenía afinidades electivas con las teorías keynesianas y la visión Cepalina de América Latina, y esas fueron las fuentes en que apoyó sus criterios de oposición y búsqueda de alternativas al neoliberalismo y a la globalización. Son célebres sus proyectos de ley antimonopolios y contra la concentración de la riqueza, la intervención del Estado, la redistribución del ingreso y la búsqueda de la equidad. Construyó plataformas económicas e ideológicas, cuya sensibilidad social, visión prospectiva y coherencia constituyen un conjunto armónico de tesis: El pensamiento Agudelo Villa. Pudo haber sido presidente de Colombia, si hubiese regateado su ética y su honor a los postores de los monopolios mediáticos y a los intereses transnacionales que vieron en su concepción socialdemócrata una talanquera a su ánimo expoliatorio. No fue Agudelo Villa quien perdió la oportunidad de presidir el destino de los colombianos, fue la miopía de la sociedad que se privó de poner en marcha un conjunto de ideas con cuya vigencia y ética no lamentaríamos el frustrante oscurantismo que hoy acongoja a la democracia colombiana. * Analista político y profesor universitario

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