De Paul a William o la ruta que va de la amenaza a la consumación de la misma sería la historia de las 7 bases militares yanquis en Colombia que tantos dolores de cabeza le están produciendo a Latinoamérica por los aviones de ojos y oídos electrónicos tan agudos que adivinarán antes de ver y escuchar lo que aquí hagamos y digamos, y por las tropas de tan computarizados fusiles y ametralladoras que podrán matar y destruir antes de que sus balas penetren cuerpos y paredes, así de inteligente es el poder militar que aquí siembran los engreídos patriotas de patria ajena que nos mandan. Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina, incluso Brasil lo mismo que otros Estados, han manifestado con razón sus temores ante el imperialista despliegue de riesgos inmersos en la brillante maquinaria de fuerza que el Imperio exhibirá en tales enclaves. De pronto, y es lo temido, “The Star-Spangled Banner (La Bandera Llena de Estrellas)”, himno de EUA, se oirá más en el territorio nacional que el “¡oh gloria inmarcesible!” del nuestro, dada la aguda estridencia de las trompetas del encubierto invasor que apostado estará en nuestros 4 puntos cardinales indagando abusivamente si incluso hay algo subversivo en porros, cumbias y vallenatos, aires musicales nuestros que por su capacidad de liberar a quien los baile de las ataduras dictatoriales de cualquier tristeza, podrían ser tenidos por los jinetes del primer mundo como terroristas dado el júbilo que producen. Críticos de algún imaginario y dominante Wall Street artístico cuyos socios inscriben la alegría robótica del gringo en las Bolsas del capitalismo salvaje, tal vez propondrán que dancemos al compás neo colonialista de su impositiva canción nacional, haciéndonos olvidar la marcialidad musical de la nuestra y encadenándonos los pies para que inmovilizados no podamos honrar la belleza telúrica de nuestro folclore. Mr. Paul no era otro que Paul Coverdell, el senador republicano ponente en 2000 del Plan Colombia que infortunadamente muerto no puede ya explicar su frase “para controlar a Venezuela es necesario intervenir militarmente a Colombia” aducida con ira por Chávez para justificar sus temores ante las citadas 7 bases militares, y Mr. William es el locuaz William Brownfield, Embajador de EUA, tan inteligente, dicharachero y peligroso que expulsado de Venezuela por tanto hablar fuera de su Embajada como si estuviera en ella y desde allí mandara a los venezolanos, entre nosotros goza, increíblemente y al revés, a pesar de actuar de igual modo, del beneplácito de los medios de comunicación y de los propios funcionarios, felices por sus insólitas intromisiones. En Colombia parece que los pregoneros del colonialismo histórico por mí señalados, redivivos hoy bajo la concepción de patriotas de patria ajena, gozan de lo lindo cuando latigazos imperialistas caen sobre sus espaldas y les ponen el sello de una nueva sumisión que de estigma pasa a presea de honor y distinción. Si Mr. Paul viviese le diría en voz queda a Mr. William: -Lograste lo que predije, Willy- Y éste, muerto de la risa respondería: -Gracias a ti, “dear Paul”, pudimos instalar las 7 bases que nos permiten dominar políticamente a Suramérica y convertir a Colombia, su sede, en disimulada colonia. *Abogado, catedrático, ex Representante, ex Senador, ex Gobernador, ex embajador ante la ONU. jangossa3@gmail.com
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