Columna


La vida psíquica de Cartagena

REDACCIÓN COLOMBIA

07 de noviembre de 2009 12:00 AM

KARINA GARCÍA MÉNDEZ

07 de noviembre de 2009 12:00 AM

A este noble rincón de los abuelos le ha llegado el momento de abrir por primera vez una especialización en Psicología Clínica. Esta puede considerarse como un área de tradición en la Psicología, que prepara para el desempeño profesional y que se alinea a las problemáticas individuales. Dada su naturaleza y la dinámica social, la Psicología Clínica ha tenido que investigar, evaluar y atender una serie de problemáticas que ponen en riesgo la salud mental de la población. Esta especialidad tiene por objetivo el estudio de la subjetividad humana. Su meta es conocer cómo funciona nuestro aparato psíquico, investiga todo aquello relacionado con nuestros deseos y pulsiones. Si bien estos últimos se experimentan en el cuerpo, la Psicología Clínica ha podido delimitar su terreno, diferenciándose de la Medicina y definiendo sus conceptos fundamentales. Cuando nuestros malestares carecen de un origen orgánico, se convierten en material de estudio y de intervención del registro psicológico. Existen padecimientos que nos alteran la vida, nos suscitan preocupaciones, disfunciones, se nos va imposibilitando la consecución de nuestras metas, padecimientos estos cuyos orígenes o explicación son de índole psíquica. El clínico, a través de métodos terapéuticos definidos, puede llegar a saber las causas de dichos padecimientos. Los síntomas son sólo una señal de algo más complejo que solemos llamar conflicto psíquico. El sujeto se encuentra dividido entre varias alternativas y no sabe cómo salir de allí. Suele aparecer el síntoma como una transacción que si bien le conviene a una alternativa, sabemos por el sufrimiento de los pacientes, que a la otra no le conviene. Son las disyuntivas de la vida. Hace una diferencia radical consultar a un profesional para salir de allí de la forma más conveniente posible. No es que una persona, no quiera salir de su conflicto, por lo general lo desconoce pues suele ser éste de índole inconsciente. No hay forma posible de combatir a un enemigo desconocido. A través de los métodos terapéuticos, la persona, con las intervenciones del clínico, logra saber cuál es su verdadero problema, diferenciarlo de los síntomas, y si lo desea, solucionar su estancamiento. Para Freud lo psíquico implicaba trabajar con material explosivo. Es de sumo cuidado e importancia. El manejo ético se impone aquí. La intimidad de un sujeto requiere el más prístino de los manejos. Con la subjetividad no se juega y para ello una formación seria es imprescindible. Todo aquel que se dedica a esta práctica ha de prepararse en el nivel teórico, práctico y sobre todo en el nivel personal, sometiéndose a un análisis con otro colega a quien le reconozca un saber. Un clínico llegará tan lejos como sus propios conflictos se lo permitan. Los conceptos fundamentales de una disciplina le otorgan una base, solidez y un derrotero a seguir. Es una muy buena noticia para Cartagena contar con la inminente formación de especialistas capacitados para llevar a cabo tratamientos idóneos. La verdadera herencia es la que se conquista, y Cartagena, revisando su historia a través de las historias individuales de su gente, tiene la posibilidad de reconocer conscientemente sus puntos de detención para, así, salir de ciertas fijaciones y reinventarse a sí misma. *Psicoanalista – MA en Psicología Coordinadora Especialización en Psicología Clínica Universidad del Norte en convenio con la Universidad Tecnológica de Bolívar karinag1@yahoo.com

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