Columna


La viña del Señor

VANESSA ROSALES ALTAMAR

22 de mayo de 2010 12:00 AM

VANESSA ROSALES ALTAMAR

22 de mayo de 2010 12:00 AM

La recién elegida Miss USA es de ascendencia musulmana. Esto hizo que algunos derechistas calificaran el resultado como una “acción afirmativa”. Según ellos, la elección estuvo basada sobre la intención de ser “políticamente correctos” y de mostrar preferencia por un grupo minoritario, más que por las aptitudes de la candidata. Pero la señorita Fakih es una heredera occidentalizada que no practica el Islam ortodoxo. Hay una gran diferencia entre árabes musulmanes, árabes laicos y árabes cristianos. Yo me quiero referir únicamente a los árabes que ejercen el flanco más riguroso del Islam, como sucede en Arabia Saudita, donde se obedece a la Shirah. Se sabe que la presencia de mujeres musulmanas en reinados de belleza es escasa o nula. Juzgar a la mujer por su físico no es algo que corresponda a las escrituras del Corán. Pero, hace un año, el mundo supo que, en Arabia Saudita, se estaba llevando a cabo un reinado muy distinto. Se llamaba “Señorita Bella Moral” y la idea era coronar a la mujer que demostrara mayor afiliación a los valores islámicos. Es una “alternativa” para los reinados occidentales y “decadentes”. Fue un certamen singular: no era permitida la presencia de ningún hombre y la competencia no fue transmitida por televisión. En ese país, los únicos reinados que se habían llevado a cabo hasta entonces sólo juzgaban la belleza de caballos, ovejas y camellos. La creadora argumentó que la idea era resaltar la “belleza del alma” de las contendoras. A buenos ojos, “apreciar la esencia femenina”. ¿Valorar el alma de la mujer en un país dónde es ilegal que no estén completamente cubiertas y tienen prohibido conducir? Un país en el que para que una mujer pueda acceder a una cirugía, viajar, o educarse de algún modo, requiere el permiso de su “guardián” masculino. Allí una mujer siempre debe estar bajo cargo de un hombre: su padre, su esposo, su hijo o su hermano. Es un lugar donde no tiene derecho a las acciones más básicas de la vida. En 2008, una mujer estadounidense fue apresada en un café local por estar sentada con un colega del trabajo. En Arabia Saudita, una mujer y un hombre que no tienen ninguna relación no pueden tener ningún tipo de contacto. Entonces se presentó la llamada Comisión de Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio. Calculen: hombres barbudos, vestidos de blanco, llenos de ínfulas morales, caídos del grandísimo zarzo, convencidos de que tienen derecho a juzgar y condenar según sus patéticas reglas de demencia fanática, y que se encargan de que se cumpla, sobre todas las cosas, la segregación sexual. Dios, segregación en pleno siglo XXI. La mujer fue llevada a una prisión local, la desnudaron, humillaron, esculcaron sin ropa, y todo mientras le decían “eres pecaminosa e irás al infierno”. Hace poco, una mujer saudita fue violada por 7 hombres, porque se encontraba con un hombre desconocido. La sentenciaron a 6 años de prisión y 200 latigazos. Un padre mató a golpes a su hija porque estaba conversando con un hombre desconocido en Facebook. Y unos años atrás, la policía se negó a entrar en un colegio de mujeres, durante un incendio, porque no estaban debidamente cubiertas. 14 niñas murieron. Todo hay en la viña del señor. El mundo tiene espacio para todo lo que es imaginable y lo que no. La otredad es un valor importante; hay que respetar, a toda costa, los abismos culturales. Pero qué difícil es, carajo, respetar esta versión enfermiza de la vida. *Historiadora periodista y escritora rosalesaltamar@gmail.com

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