Estamos resignados al aguacero de noticias y comentarios con motivo del mundial de futbol. Ni siguiera la eliminación de nuestro Equipo Nacional pudo mermar el entusiasmo colectivo. A toda hora, en T.V., o en la prensa, unos sabios presentan el asunto desde un ángulo novedoso. Algunos con una dosis sentimental, otros, los más, incurren en pronósticos y ponderan virtudes de los distintos equipos. El deporte “de las multitudes” nos acosa en cada esquina. Cualquier partido amistoso entre Bielorrusia y Estonia adquiere obligada prelación. Se destacan los equipos africanos, por los que tenemos simpatía porque pueden significar sorpresa, y por la solidaridad con los pobres del planeta. Mientras tanto, los consagrados oncenos europeos son aplaudidos por admiradores que se postran desde el 3er mundo. Entrevistas fastidiosas con entrenadores que se dicen pomposamente directores técnicos. Estos se distinguen por un lenguaje petulante que no se entiende. Los Cracks, como rotulan a las estrellas, divulgan su régimen de vida, su ideología, y en especial su vida íntima. Hasta los niños están llenando un álbum de estampas de estos piernipeludos con nombres impronunciables. En la esquina de la calle del Tablón opera una especie de Wall Street donde se venden y cotizan las láminas difíciles. Hasta ahí llegó el fandango. Los padres y abuelos tenemos pretexto para soportar un rato ante el televisor. La compulsión nos ha llevado a los equipos de Suramérica, que adoptamos los colombianos, ante el desastre de nuestra selección. Como siempre los arrogantes argentinos, los de Brasil con su idioma lleno de música. Chilenos, uruguayos y paraguayos que parecen de otra galaxia. Pero aprenderemos algo sobre África, auncuando el país sede no sea el prototipo del continente por estar muy al sur de la línea ecuatorial. Cautiva la figura de Mandela. Su música y poesía. Conocer detalles de su cultura a través de los periodistas destinados a la divulgación de esa danza de patadas que mueve tanto $. Este deporte absurdo que apasiona al mundo ha promovido el desarrollo de habilidades del hombre con los pies. Un mes de calores y moscas será también de patadas. Pero el fútbol es mejor compañía que el sicariato y el fleteo. Ojalá sirva para distraer a los angelitos de las Farc y mitigar las brutales proclamas de Hugo Chávez. Pensábamos que nos habíamos saturado de elecciones, pero lo que son las vainas, esta innecesaria segunda vuelta después de resultados tan abultados, nos permitirá tener diversión distinta al futbol. Es mejor escuchar los villancicos electorales de un líder bondadoso y extravagante, que saber cuántas mujeres tiene y cuánto gana Ronaldinho. Las sensatas y reiteradas consignas de Juan Manuel Santos competirán en audiencia con estadísticas, diagramas y sistemas del futbol del siglo 21. Pero continuarán los analistas políticos que piensan con el deseo, los encuestadores que quieren explicar sus pronósticos errados, las sabihondas presentadoras de noticias que perdieron la gracia con su parcialidad agresiva, y el triste espectáculo de algunos avivatos que buscan tierra alta en esta inundación de votos. Cualquier cosa es preferible a la imposible obligación de aprender qué es offside. Bendita sea la segunda vuelta. *Abogado, Ex Gobernador de Bolívar y Ex parlamentario. augustobeltran@yahoo.com
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