Santos ha intentado cuanta táctica es posible para convencer a los electores. Para empezar, se trajo a J.J. Rendón, especialista en soltar rumores para desfavorecer a los candidatos de la oposición, pero la primera guerra sucia fue hacia el mismo Santos. Se vio feo que el candidato se juntara con alguien como él. Un taxista me dijo que a J.J. Rendón no lo querían en ningún país y que, qué vergüenza que Santos se lo trajera para acá. Yo le di la razón, y luego el conductor me dijo: “seño, y si eso es ahora que es candidato, qué no hará siendo Presidente.” Mi abuela decía “dime con quién andas y te diré quién eres”, y claro, a Santos se le ocurre juntarse con Rendón. Ya bastante mal estaba cuando Mancuso lo acusó de tener vínculos con los paramilitares, cuando detectives del DAS dieron declaraciones en su contra en el programa de Hollman Morris. Uno de ellos tenía el rostro cubierto, pero otro se identificó como, nada menos y nada más, que Francy Elena Villegas, la presidenta del sindicato del DAS. En entrevista con Morris, los detectives vincularon a Santos con el escabroso tema de las chuzadas. Como si fuera poco, corren rumores que relacionan a Santos con una posible conspiración contra Arango Bacci. Muchos le pueden perdonar que persista en su idea de bombardear un país vecino, pero no le perdonarían que actuara sin escrúpulos contra el Almirante. Son chismes que pueden servirle de inspiración a J.J. Rendón, pero que de cualquier manera no ayudan al candidato de la U. Lo que sí es cierto es que la candidatura de Santos ha encontrado un As de oro, mucho más efectivo que cualquier asesor de marketing político y mucho más económico para su bolsillo: Familias en Acción. Para nadie es un secreto que hay beneficiarios del programa que creen que si no votan por Santos, perderán el subsidio. Ya se han denunciado reuniones santistas en la plaza pública, con asistencia masiva de mujeres que han declarado asistir bajo engaño. Muchas dicen que se sintieron presionadas por las amenazas de perder el subsidio. Hay que admitirlo, es una forma novedosa de comprar los votos. Eso es lo que llamo innovar en política, refrescar el ambiente electoral. Por favor, Juan Manuel, si llegas a la Presidencia, cámbiale el nombre al programa. Pon tu sello personal, que se llame “Familias en Coacción”. Así toda Colombia recordará por siempre cómo fue que ganaste, cómo diste sorpresas cuando nadie te quería. La coacción implica el uso de violencia física, moral o psíquica para hacer que una persona diga o haga algo en contra de su voluntad. Un pueblo que se muere de hambre, acomodado en los pesos del subsidio, se doblega sin remedio y vota por el poderoso que jura ser el único capaz de mantenerles la limosna. Si lo dudan, hablen con la gente de El Pozón o La Candelaria. Qué viva Familias en Coacción, ¡carambas! Será el programa encargado de llevar a Santos a la presidencia de Colombia, lo que no pudo hacer él por sus propios méritos. *Psicóloga claudiaayola@hotmail.com
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