Columna


Llegó la Corte y mandó a parar

RUDOLF HOMMES

28 de febrero de 2010 12:00 AM

RUDOLF HOMMES

28 de febrero de 2010 12:00 AM

La decisión de la Corte Constitucional de hundir el referendo y limitar la reelección a un solo período constitucional merece evocar la frase de Winston Churchill: “Nunca…;..tantos le debieron tanto, a tan pocos”, refiriéndose a los pilotos de la Real Fuerza Aérea. Cuando se juzgue en el futuro esta decisión, no dudo de que se diga que ese viernes se decidió el rumbo de la democracia en Colombia. Se sentaron principios sobre política, procedimientos legales y alcance de la Constitución, y reafirmaron la tradición de Colombia, que consistentemente ha preferido un estado democrático, liberal y pluralista, a otras formas de gobierno y a otras concepciones del Estado. Con su decisión, la Corte “mandó a parar”. Terminó el jolgorio con la expedición de la ley del referendo. De ahora en adelante nadie creerá que puede tomar atajos y brincarse normas impunemente, o desacatar procedimientos legales para conseguir un fin, aunque supuestamente lo deseen millones de firmantes. Y mucho menos si firmaron algo muy distinto, y fueron firmas conseguidas con recursos superiores al límite legal. La Corte hizo prevalecer el estado de derecho sobre el estado de opinión. Reafirmó que el dinero no puede ser un vehículo para “comprar” cambios de Constitución, o para subvertir el orden legal. Contradijo el concepto de la Procuraduría, que había identificado los mismos vicios de forma que llevaron a la Corte a proferir su fallo adverso, pero que los había considerado transgresiones sin importancia que se podrían pasar por alto. Reivindicó además la importancia de un sistema de controles y contrapesos para preservar la democracia y garantizar la libertad; y la necesidad de que las reglas prevalezcan cuando las mayorías enloquecen o son seducidas por líderes carismáticos, que sucumben a la tentación de conducirlas sin sujetarse a las reglas. Hay personas que, por halagar a su jefe, están diciendo que la Corte se interpuso y no dejó que el pueblo ejerciera su libertad. Lo que hizo la Corte fue lanzarnos un salvavidas. Al día siguiente de la decisión histórica lo que la gente preguntaba más a menudo era, “y ahora, ¿por quién vamos a votar? La respuesta a esa pregunta es que hay que esperar a ver cuáles van a ser los contendores, qué proponen los candidatos y cuáles van quedando vivos en las semanas que restan antes de la elección. Lo importante es que se puede escoger, habrá una renovación de equipos, de estilo y de ideas, y casi todos los candidatos tienen una buena oportunidad de ganar. Parafraseando a uno de nuestros próceres, las armas nos han dado seguridad, pero las leyes (y la Corte) nos devuelven la libertad. Uribe puso un punto muy alto en autoridad, cercanía con el pueblo y maestría en el manejo de crisis. Tuvo la suerte de gobernar cuando la economía del mundo estaba boyante y durante la crisis Colombia sobreaguó, sin que todavía sepamos a ciencia cierta cómo lo logramos. Será difícil de emular. El próximo presidente va a tener que convivir con esto y no podrá dejar de ejercer presión contra la guerrilla y las mafias. Y enfrenta adicionalmente el desafío de sacar a Colombia del atraso, a lo que Uribe tampoco pudo responder, como lo prueba el problema creciente del desempleo rural y urbano. rhommesr@hotmail.com

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