Columna


Los retos del milenio

ARACELI -CHICA- MORALES LÓPEZ

10 de diciembre de 2009 12:00 AM

ARACELI -CHICA- MORALES LÓPEZ

10 de diciembre de 2009 12:00 AM

En septiembre de 2000, en la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas, los países del mundo acordaron unas metas mínimas, globales y nacionales, de reducción de la pobreza y la desigualdad, que deberían cumplirse para el año 2015. Pasaron más de nueve años desde entonces, y la situación no es alentadora. La falta de compromiso de algunos gobiernos, unida a la crisis económica, conspiró contra su consecución, pero aún estamos a tiempo para avanzar en la búsqueda de una verdadera justicia social. Se planteó, por ejemplo, disminuir a la mitad el número de personas con hambre en el planeta. Un estudio reciente de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) dejó claro que este objetivo no se está cumpliendo. Por el contrario, pronostica que las personas con hambre aumentarán 9 por ciento este año y llegarán a los 1.020 millones, de los cuales 53 millones están en América Latina y el Caribe. En nuestra región, los resultados son desiguales. En Chile la pobreza bajó en dos décadas del 48 por ciento, al 13 por ciento. En Brasil, cuya economía sigue creciendo a pesar de la crisis, cerca de 20 millones de habitantes salieron de la pobreza extrema en los últimos años. Y ¿cómo va Colombia? Nada bien. Las metas para el 2015 son reducir el porcentaje de personas en pobreza al 28,5 por ciento y en indigencia al 8,8 por ciento. Pero según Planeación Nacional, los pobres son hoy el 46 por ciento de la población y los indigentes se acercan al 18 por ciento. Estamos todavía muy lejos. En otros aspectos, como vacunación, educación y salud, estamos mejor. Nos acercamos, por ejemplo, a las metas de cobertura total en educación básica y casi total en secundaria, y el nuevo desafío es incrementar la calidad. Todas estas reflexiones son aún más pertinentes cuando tratamos de Bolívar y Cartagena, donde los indicadores sociales a menudo son inferiores a los de otras regiones del país. Sentimos orgullo de vivir en la ciudad más hermosa del Caribe, querida y admirada por nacionales y extranjeros, pero ello no oculta la terrible situación de la mayoría de sus habitantes. Al menos 60 por ciento de quienes habitan en nuestra ciudad están bajo la línea de la pobreza. El desbordamiento de precarios asentamientos urbanos, generado por el desplazamiento, la miseria y problemas de salubridad, son alarmantes. Mientras Colombia intenta cumplir las metas del milenio, también nosotros tenemos que apersonarnos de nuestra realidad. La Alcaldía, a través del Plan de Emergencia Social Pedro Romero, busca una solución integral a múltiples aspectos de la pobreza en nuestra ciudad, que confiamos produzca resultados positivos. Pero no es sólo tarea del Gobierno. Todos podemos aportar, cada quien desde su ámbito, generando empleo con salarios y prestaciones justas, apoyando programas y proyectos de beneficio social, y contribuyendo al despegue de la economía local, para que Cartagena deje de ser esta ciudad de contrastes: una deslumbrante para los turistas y otra, con inmensas carencias, para dos tercios de su población. *Esta columna la rotaremos cada 8 días para darle oportunidad a una mayor diversidad de puntos de vista. **Ex ministra de Cultura Directora del Teatro Adolfo Mejía galeriachicamorales@yahoo.es

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