Columna


Me llaman Cartagena

JORGE ENRIQUE RUMIÉ

19 de octubre de 2012 12:00 AM

JORGE RUMIÉ

19 de octubre de 2012 12:00 AM

Hola estimado lector, gracias por leerme, que de verdad tengo cosas que escribir sobre mi mente. He estado pasando por momentos difíciles y lo mejor es expresarlo de frente. Me llaman Cartagena, y me identifican como una ciudad alegre, bullera y diferente. Pero quién lo creyera, en el fondo tengo mi timidez y hasta mis inseguridades las manejo por montones. Quienes vienen a mis fiestas me dicen que pasan delicioso, porque atiendo sabrosón. De ahí que tenga éxito como municipio turístico, no obstante, eso no quita que algunos abusan de mi hospitalidad y devoción.
Dicen los entendidos que tengo todas las fortalezas y competencias para ganarme una medalla de oro en los olímpicos de la nueva globalización. Es que, amigo, tengo tantas cualidades y aptitudes que ni yo mismo entiendo la ocasión. ¿Puedes creer? Tengo una excelente localización geográfica, dispongo de puertos competitivos, tengo bahía, refinería, playas, ciénagas y canales, centro histórico, sector turístico, y hasta una zona industrial, comercial y logística con crecimiento exponencial, desde donde puedo recibir y atender al mundo con abnegación.  
Pero que vaina, mi amigo, a pesar de todas esas cualidades y aptitudes, soy el primero en no reconocerlas o valorarlas. No friegues, me enredo con tanta pasión.
Quizás por mi preparación o quizás por mi idiosincrasia y educación, pero otras ciudades hermanas de mi querida familia, Colombia, aprovechan su autodeterminación democrática para elegir gobernantes serios y competentes. Carajo, en mi caso, como que tengo un criterio errático y poco asertivo, y las cosas terminan amargamente. Imagínate, por un lado me la paso quejándome de la situación y de que los politiqueros andan siempre saqueando mis arcas, pero cuando vienen las elecciones nuevamente, increíble, terminamos votando por los mismos de siempre. Estoy jodido. Me frustro. Soy ingenio. Me engañan. Es deprimente. 
Y cuando tengo gobernantes que hacen bien sus cosas y son honrados, tampoco los califico suficientemente. ¿Y saben por qué? Porque al final solo estoy pensando en lo que hicieron por mí, por mi bolsillo, por mi calle, por Vicente, y no por lo que construyeron  por una ciudad incluyente. ¿Y saben por qué, también? Porque creemos que nos lo merecemos todo, sin ofrecer nada a cambio. El Gobierno tiene que resolverme mis problemas. Mientras una parte de la ciudad convive con las culpabilidades ancestrales de una esclavitud que aún vive entre muchos, la otra se acomoda entre quienes tienen 100 años de estar victimizando y pobreteando el espirito latente de la multitud. Es cierto, amigo, pobretea a un hijo y verás que nunca sale adelante, porque en su inconsciente le castras la posibilidad de realizar sus sueños y le dices indirectamente: sé un incompetente.
Cartagena, rompe las cadenas imaginarias de tu mente. Como ciudad privada, estoy creciendo verracamente. El progreso viene siendo un bus donde te montas o esperas al siguiente. No busques excusas. Entiéndeme, por favor, que necesito un sector público decente. Elije coherentemente. ¿Es tan difícil comprenderlo, mi gente?

*Empresario

jorgerumie@gmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS