Columna


Mockus

LUIS EDUARDO PATERNINA AMAYA

26 de mayo de 2010 12:00 AM

LUIS EDUARDO PATERNINA AMAYA

26 de mayo de 2010 12:00 AM

Habla con su madre en lituano, se casa en un circo, protesta ante estudiantes a nalgazos como cualquier nadaísta, se disfraza de Superman para enseñar cultura ciudadana, invierte el dinero que recibe del Estado por sus votos, en obras sociales; anda con un lápiz en una mano y en la otra un girasol, vendiendo la idea de la legalidad democrática, viste de verde, vive en el estrato cuatro, tiene por esposa a Adriana, inteligente mujer que aún no ha recibido un te quiero de su esposo, pero tienen dos hijas con quienes forman una familia ejemplar. Ha sido probado como un excelente administrador de la cosa pública, combativo contra la corrupción, dueño de la frase que no pareciera de él: “a las FARC le va mejor con Uribe que conmigo”, portador de una terrible enfermedad que no lo acobarda, pareciera contradecirse en sus apreciaciones sobre cómo enfrentar los grandes problemas nacionales, pero finalmente con símbolos, oportunas frases y hasta con rectificaciones, todo lo aclara. Tiene una personalidad incorruptible, se siente mejor en el ambiente de la academia, ofreciendo sus enseñanzas, que en la agitada actividad política en plazas públicas, no obstante, ahí está como tratando de sortear este último desafío. Se dice que forma parte de una ola que sigue avanzando sin que aún encuentre la colina que la detenga, el ataque personal como arma prefiere utilizarlo con él mismo para enderezar equívocos en una aleccionadora autocrítica, sus manos se mueven con ternura y su cara como la de un bebé, acaso, ¿ese será el rostro que combata la corrupción, al narcotráfico, a la guerrilla, al paramilitarismo y a la delincuencia organizada?, se preguntaría un señor Arias. Su arma más poderosa es la ley, por eso la conjuga con democracia para sortear tanto desafuero social que nos ha llevado a ignorar la vida, convirtiéndola en una mercancía y no en un derecho; compara los impuesto con la hostia de los católicos, ambos son sagrados, y si se les ofende, la cárcel y la excomunión serían pocas sanciones; habla de la educación, educación, educación hasta el cansancio, algo así como el trabajar, trabajar y trabajar de Uribe; se expresa sin premura, pero con franqueza, por eso algunos lo señalan de dubitativo para precisar las ideas, pero no hay tal, su fortaleza también es la serenidad. La salud es una de sus prioridades por razones obvias: él mismo la necesita, pero mucho más el colectivo de pacientes víctimas del destino equivocado de los recursos que de sus propias enfermedades, por eso tal vez ofreció tan poca remuneración a los galenos, pero que aspiro enderece esta cifra que parece más una equivocación involuntaria que una posición frente a la crisis de la salud. Todo esto y mucho más es Mockus, quien aspira a que lo elijamos presidente de Colombia. ¿Podría un tipo como Mockus, que representa el anti político colombiano, enemigo de élites, de privilegios, de clubes, de roscas, ajeno a la oligarquía criolla, untado mas de libro que de pueblo, de teoría que de la práctica social, fácil para el complicado teorema matemático, pero poco probado en una realidad tan compleja como peligrosa y de incuestionable poder para la presión, gobernar un país con tamañas características? Sin embargo, es una opción. noctambula2@hotmail.com

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