Columna


Nadie se los ha cobrado

REDACCIÓN COLOMBIA

14 de julio de 2010 12:00 AM

NICOLÁS UMAÑA JIMENO

14 de julio de 2010 12:00 AM

El secuestro es la tragedia más cruel. Que por sus imprudencias una persona esté secuestrada siete años es inhumano. Pero ningún colombiano tiene el monopolio del sufrimiento. Todos hemos puesto nuestra cuota, unos más que otros, pero nadie pasa intocado. A Ingrid le advirtieron el riesgo altísimo de San Vicente. Quizá la mejor recopilación está en el primer libro de Jacques Thomet, entonces director de AFP en Bogotá, quien dice en su blog: "¡…;que la justicia colombiana me interrogue! Tengo la prueba escrita y los testigos para demostrar que Ingrid Betancourt desobedeció al Gobierno y provocó así su secuestro en el 2002". Nadie en Colombia duda de la imprudente de Ingrid al ponerse en manos de las Farc. Pero no por eso mereció estar secuestrada siete años. No nos confundamos. Durante su secuestro recibimos escasas pruebas de vida. La más recordada fue el video en el que no habló y se veía destruida. Ella no es la única víctima del secuestro, la más sufrida, la más valiente, ni la más nada. Es una víctima más, e imprudente, que provocó su desgracia. No puedo ser tan condescendiente con su madre, hermana, cuñado (o ex), esposo y ex esposo, sus hijos, y se le suman un puñado de políticos, funcionarios y representantes de ONG francesas y europeas viviendo de la causa de Ingrid. Se repartieron su herencia y legado, con ella pudriéndose viva en la selva; construyeron grandes fortunas a costa de la dignidad de una nación, gobierno y pueblo. Este grupúsculo de familiares y arrimados encontraron en atacar a Colombia una gran forma de viajar y comer gratis, ser famosos, vivir protegidos y estar en el jet set europeo. Esta gentuza nunca pensó en un país que batalla con el corazón (la misma batalla que devolvió a Ingrid a la libertad), ni en las treinta mil familias con el mismo sufrimiento. ¡No! Se creyeron dueños del dolor de los colombianos, y ahora pretenden cobrarlo con descaro y sin vergüenza. Los insultos, humillaciones, menosprecios y ataques a Colombia por cuenta de esta mezcla explosiva de intereses económicos y sentimientos fuertes, fueron muchos. El esfuerzo de Colombia por defenderse de este grupito costó millares de euros: enredaron acuerdos comerciales entre naciones y se cuentan en miles las páginas negras en la prensa europea contra mi país, arruinando la inversión extranjera y el turismo, sin ahondar más. El costo político no fue menor: se liberaron jefes guerrilleros a petición de gobiernos extranjeros y soportamos las famosas "exigencias" de la familia y de los gobiernos de Francia y otras naciones, oponiéndose al rescate y exigiéndole a Colombia su liberación. Por respeto no profundizaré en las mezquindades que este grupo de gente inventó en contra de nuestra Patria, valiéndose de una víctima que no sabía lo que hacían los de afuera. Pero hoy que Ingrid es libre gracias únicamente a la voluntad férrea y valiente del Gobierno de Colombia, no entiendo que rija su actuar en contra de un país que todo le dio, y dio todo por ella. El Embajador Daniel Parfait sabe de qué hablo, como también el ministro De Villepin. Lecompte se dio cuenta siete años tarde y Sarkozy ya lo padece. ¿Hasta cuándo les pondremos la otra mejilla a estas arpías del sufrimiento colombiano? ¡Que nos paguen todo lo que nos hicieron! *Ex Ministro Plenipotenciario de Colombia en Francia numana@jimenoacevedo.com

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