Columna


No desestimemos a Chávez

JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA

22 de noviembre de 2009 12:00 AM

JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA

22 de noviembre de 2009 12:00 AM

Detrás de los episodios que convirtieron la frontera con Venezuela en polvorín, está la diatriba del Socialismo del Siglo XXI y su grito de guerra: "patria, socialismo o muerte". Es una estrategia que desde el Foro de Sao Pablo pretende instalar en América Latina un proyecto de izquierda del que muchos hablan y pocos conocen. Una estrategia –fraguada inclusive con grupos terroristas–conveniente al régimen personalista de Chávez, para ocultar la andanada de errores que sepultaron una década de crecimiento en Venezuela. Para colombianos, venezolanos y el mundo, son claras las intenciones guerreristas de Chávez, y no de 20 millones de venezolanos y 2 ó 3 millones de colombianos, “chamos” por adopción. Así lo demuestra su discurso bélico y afán por tener arsenales -desde mucho antes del tratado de las bases con los Estadios Unidos o del incidente con Ecuador–, y su alianza con regímenes proscritos, y querer elevar a rango militar a sus milicias bolivarianas. Fue la lectura de Brasil y Paraguay sobre la fragilidad generada por Chávez en la subregión la que condicionó la entrada de Venezuela al Mercosur: el uso inadmisible de armas, que Chávez instiga con mensajes y actos de agresión. Pero ha visto la autocrítica del Partido Socialista Unido de Venezuela, el inconformismo del Ejército y la desilusión del pueblo por un proyecto que prometió bienestar. Mientras Chávez dilapida petrodólares, los venezolanos tienen que conformarse con verlo en las cadenas nacionales, para recibir adiestramiento doctrinario y recordar que no tienen agua ni energía y que las 54 medidas de octubre tampoco bajaron la inflación. Pero él los tranquiliza. El país tiene reservas internacionales para dos años de importaciones, la economía creció con bajo endeudamiento y las subvenciones para las misiones están aseguradas. Como el que reza y peca empata, prefiere no hablar del hueco en las finanzas públicas, la mengua del aparato productivo y el recaudo o la desaceleración económica. Tampoco, que gasta las reservas internacionales y que su gasto fiscal está financiado con un endeudamiento público agresivo. Anuncia el interés de PDVESA por una nueva emisión de bonos, sin explicar que está ilíquida y no tiene para pagar proveedores o el mantenimiento de sus plantas, y que importar gasolina será cuestión de tiempo. No le dimos motivos a Chávez. Los tomó de su situación interna. Su ecuación de “defensa nacional” contra el imperialismo yankee pasa por anunciarle la guerra a Colombia so pretexto de las bases, aunque los equilibrios no le sumen. La disuasión parece ser la estrategia, en la que puede ayudar el convenio con USA. La razón política y moral está con Colombia. Sólo esperamos que el presidente Chávez admita un diálogo directo y honesto, dentro de las normas diplomáticas y los canales civilizados. *Presidente Ejecutivo de FEDEGÁN jflafaurie@yahoo.com

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