Columna


No es cualquier desarrollo

JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA

06 de junio de 2010 12:00 AM

JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA

06 de junio de 2010 12:00 AM

Hace ocho años, los colombianos creímos una promesa azarosa, como la que hicieran otros mandatarios y en otras direcciones, pero con un ingrediente esperanzador: el concepto globalizante de la seguridad democrática. Hoy, ad portas de la elección de un nuevo mandatario, Colombia votó agradecida por esa política, pero también por desarrollo, empleo, equidad, justicia, y más y mejores oportunidades, sin abandonar la seguridad democrática. ¿Quién no quería la paz hace ocho años? La posición férrea del nuevo presidente frente a los famosos rockets de la guerrilla el día de la posesión, amojonaron la historia de Colombia. La horrible noche pasó ya, pero no podemos olvidar de dónde venimos. “La paz”, necesita preservarse, y los colombianos nos apropiamos de la seguridad democrática como principal bien público de una sociedad civilizada. Ese lúgubre ayer, nos lo recuerda la Declaración de Valle de la Pascua, de la Asamblea Anual de Agricultores de Fedeagro, Venezuela, hace menos de un mes. Señala que “La inseguridad de bienes y personas, el secuestro, la vacuna, el robo y el abigeato, son problemas estructurales, sobre los cuales no se han desarrollado políticas coordinadas y efectivas en el medio rural”. Entonces, como hoy, aquí como allá, se cuestiona al Estado. Aquí, porque los problemas adquirieron tales dimensiones por ausencia de Estado. Allá, según declara Fedeagro, por los excesos de intervención del Estado. Si bien la inseguridad dejó de ser estructural, una vez terminada esta fase de transición toca saber el papel del sector agropecuario en cuatro u ocho años, y cuáles los nuevos problemas estructurales. No podemos equivocarnos. La agricultura y la ganadería son estratégicas para Colombia, como para Europa, no sólo como proveedor de seguridad alimentaria, sino de seguridad energética, amén de la sostenibilidad ambiental. Estos tres temas en la agenda mundial mueven las políticas públicas hacia el sector agropecuario. De ahí que las negociaciones comerciales sean tan delicadas y álgidas. Una muestra es el reciente TLC con la Unión Europea, en donde el sector agropecuario europeo puso todo su arsenal negociador para solucionar una crisis de precios de los lecheros en ese continente. Las determinaciones de sus representantes, de sacar al mercado o para fines caritativos, 76.000 toneladas de mantequilla y 257.000 toneladas de leche en polvo, destinadas al sistema de compra pública, indican el volumen del problema, amén de la queja de los productores contra los otros eslabones de la cadena. Y por eso presionan por mayores recursos de la PAC, y por apoyo al sector agrícola y ganadero en su adaptación al cambio climático. No es de poca monta. El sector agropecuario y la ruralidad deben ocupar la primera línea del nuevo Gobierno. En el caso del sector lácteo colombiano, se trata no sólo de defender la permanencia de más de 480 mil familias, sino de poner las bases del desarrollo en sintonía con las demandas del mundo. Coletilla Ya les llegó a muchos ganaderos la comunicación oficial y unilateral de sus compradores de leche, informando que el precio será recortado; y a otros, que no les recogerán el producto los fines de semana. ¿Cómo será cuando ingresen los lácteos autorizados en los TLC? *Presidente Ejecutivo de Fedegán jflafaurie@yahoo.com

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