Columna


Eso tendría que ser verdad, ya que todos debemos estar identificados ante el Estado y a la hora de la muerte, reconocida nuestra identificación para que a través de un dictamen pericial forense, poder decir este es fulano, zutano o perencejo. Al parecer en ninguna parte del país hay fosas comunes, pero lo extraño es que los dictámenes de la Fiscalía indican otra cosa, macabra, degradante y es que los cementerios y muchos terrenos de predios rurales, están llenos de restos humanos que tienen que ser sometidos a exámenes forenses para poder saber de quiénes se trata. Eso es lo que vemos, escuchamos y leemos a diario en los medios de comunicación. Cual Afganistán o Irán o Irak, acá, a la vuelta de la esquina, como diría cualquier parroquiano, se habla de cadáveres no identificados por millares. Cada vez que alguien decide hablar para lograr beneficios judiciales, se nos llenan las cifras, y ni el propio gobierno sabía que estaban desaparecidos o muertos. El de La Macarena es uno de los muchos casos de la geografía nacional y no de ahora, porque recordemos lo que pasó con el caso del Palacio de Justicia. Salieron vivos y nadie supo por esos días para dónde, y estaban en las manos oficiales. ¿Qué tal que hubieran estado en otras manos? Después de tantos años, sus familiares continúan luchando por esclarecer lo sucedido. Lograron sus asesinos tapar y tapar, hasta que gracias a los medios de comunicación y a sus familias, que son el pasaporte para que uno se retire de esta tierra con algún reconocimiento, lograron que estemos conociendo lo acontecido. De lo contrario hubieran pasado por ella sin saber en dónde terminaron. Se escuchó en el debate al señor ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, aseverar tantas cosas que la realidad se encargó, ella solita, de decir cuán equivocado estaba. La verdad sale a flote por su propio peso. Señor Ministro: sí hay NN en La Macarena en fosas comunes, al igual que los hay por todo el país en cementerios y fuera de ellos, asesinados y enterrados a como bien determinaron sus propios asesinos. Tratar de esconder esto es permitir que la culpa recaiga en el propio Gobierno. Desde ya hace rato no solamente hay muertes violentas por parte de los grupos al margen de la Ley, sino que desafortunadamente se terminó actuando igual o peor a los grupos que se decía se deben combatir por violar las normas establecidas. No debería suceder, pero sucede. Pero peor aún, ante tantas realidades, el propio gobierno defiende algo indefendible ante la opinión pública, para tratar de demostrar que lo está haciendo bien. Este caso concreto de los NN, todos sabemos que es verdad y muchos están hablando sobre ello. En el caso de la violación de normas para lograr fines, también es comprobado que ha sucedido y lo peor, no estamos libres de que se repita, porque se trató de vender la idea de que el fin justifica los medios. No, por ahí no es la cosa. Mientras más retos existan, mayor debe de ser el compromiso de cumplir la ley. De lo contrario, terminamos siendo iguales o peores a aquellos que señalamos como violadores de la Constitución y la Ley y, terminaríamos actuando a lo mafioso. Paz en las tumbas de tantos NN muertos por la intolerancia de unos pocos. *Periodista, ex asesor de paz del gobierno Pastrana, ex facilitador del gobierno de Uribe para un acuerdo humanitario. lviveropaniza@hotmail.com

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